Moctezuma y el cambio climático
Las cumbres mundiales del clima seguirán fracasando hasta cuando los hombres se den cuenta de que ellos mismos son la naturaleza. No es que nosotros estemos aquí; y los mares, el aire, los bosques, allá. Es que somos uno con ellos.
Pocas ideas han sido tan perversas como la proclamación del hombre como rey de la naturaleza. Esconde una subordinada: el vasallo sería el planeta. El rey ordena, el súbdito agacha cabeza. El ser inteligente usa y abusa de los brutos y de los inertes, pues el orbe está a su soberano arbitrio y servicio.
Esta jerarquía duró hasta el día en que el ahogo de los elementos comenzó a asfixiar al flamante rey. Con ceguera, este reaccionó manteniendo intacta la distancia entre su majestad y el orden de la tierra, animales y cosas.
Siguió impartiendo mandatos, talando, respirando por tubos de carbono, destazando ballenas. Al fin y al cabo, estos componentes no inteligentes del mundo nada tenían que ver con su mente superior y autosuficiente.
Hoy asistimos a la venganza de Moctezuma. Tiembla el rey. Los arúspices ponen fechas para la devastación universal. Literatura y cine montan tragedias con zombis, muertos vivientes. Michael Jackson agita sus huesos en cementerios de bailarines de alma mustia. Encumbrados en París, los jefes de todas las naciones procuran políticas públicas universales para que las violen las potencias.
En la tras escena de esta tragedia se agazapa el tajo drástico entre hombre y naturaleza. Quienes pontifican sobre cambio climático constituyen cofradía hermética, alejada de las calles por donde se envenena la gente.
Gustavo Wilches Chaux, sabio entre sabios, los desenmascara con humor. “Para amar la naturaleza –afirma- no se necesita ser ecólogo, así como para amar a las mujeres no hay que ser ginecólogo”.
Así como hembra y macho se funden en la indivisa cópula del amor, así el desueto rey ha de abrazarse a la biosfera reconociendo que es química de su química, fuerza de su magma.
La causa ambiental triunfará el día en que la única especie que destruye con conciencia y voluntad se descubra hermana de los árboles, piel de las quebradas, soplo espiritual del aire, mamífera que brama en medio de mamíferos. Entonces se salvarán por parejo hombre y ecosistema, y no habrá rey ni vasallo sino música que llegue a los afines globos volantes.