Columnistas

Muestra de grandeza

05 de noviembre de 2015

Luego de un receso bastante largo de mi columna, regreso motivado por las muestras de grandeza que tienen algunos personajes, muestras que nada tienen que ver con el dinero o la posición que ocupan, sino que evidencian la esencia de seres humanos excepcionales que a pesar de ostentar títulos son referentes por su desempeño y calidad humana.

Para evidenciar esta grandeza recuerdo que el deporte blanco empezó a ser jugado con prendas de este color por la clase alta europea, convirtiéndolo en una disciplina a la que muy pocos podían acceder, creando un paradigma social en el que se requería de cierto estatus para su práctica. Sin embargo, con el paso del tiempo se popularizó en diferentes esferas de la sociedad y ahora es practicado y seguido por miles de personas en el mundo que han ido reconociendo virtudes en sus jugadores que dejan grandes enseñanzas.

Uno de sus representantes más famosos es el número uno del mundo en la clasificación de la ATP, el serbio Novak Djokovic, quien no solo ocupa una posición de privilegio competitiva sino que tiene dos grandes enseñanzas que son un ejemplo a seguir. La primera es que el éxito que ha logrado se debe a que cambió el concepto de “trabajo” por el de “juego”, y cuando hago referencia a juego, no es por la clasificación del deporte sino por el hecho de que se divierte haciendo travesuras y bromas en medio de sus encuentros. Así que de qué sirve trabajar si eso que hacemos todos los días es una carga o lo
visualizamos como una alternativa para conocer personas, explotar los talentos y divertirnos haciendo lo que nos gusta.

La segunda es que este personaje recientemente cambió el esquema habitual del trato frío y lejano con los recogebolas en pleno partido de Roland Garros, el segundo Grand Slam del año, pues el joven que se encontraba sosteniendo la sombrilla en medio de la lluvia fue invitado por Djokovic a que se sentara a su lado, le pidió la sombrilla para sostenerla y mientras conversaban le invitó una bebida hidratante. Esta acción fue ovacion
ada por los asistentes quienes aplaudían el gesto de uno de los tenistas más famosos del mundo.

Esta muestra de humildad evidencia que para algunos llegar lejos es sinónimo de calidad del alma y el corazón, pero para otros, es sinónimo de arrogancia e indiferencia con el prójimo, es como si entre más títulos y cargos se lograran se pretendiera ser adorado como a los dioses del olimpo. Ejemplos como este en Colombia son diversos, el presidente de Avianca habitualmente se acerca a los counter de la aerolínea para recibir el pasabordo de los pasajeros y está al frente del cliente escuchando sus necesidades, lo que le ha permitido lograr, como lo mencionaba en una presentación, “devolverles a Avianca a los colombianos”.

No podía quedar por fuera de estas muestras de grandeza el presidente de Corona, empresa con la que hemos compartido desde niños alrededor de una vajilla, manifestando que no le gusta que lo llamen doctor, pues, se considera uno más de la barra. Ahora reflexione: ¿Usted es feliz en la labor que realiza cada día o está esperando una oportunidad para irse de donde está? Y la segunda, ¿cuál sería la diferencia para su vida si eliminara el “doctor” antes de su nombre? Con seguridad hay personas en la vida que eliminaron sus barreras mentales y son felices haciendo lo que les gusta sin necesidad de ostentar ni el título o la posición que desempañen sino buscando la manera de dar ejemplo y servir a los demás.