Nicaragua: ¿la nueva cuba rusa?
Es recurrente la pregunta: ¿por qué no caen las dictaduras comunistas con ánimo de lucro de América Latina, como las de Cuba, Venezuela y Nicaragua? Una sola respuesta no existe porque cada una tiene circunstancias particulares, pero en todas ellas hay un factor común, así su influencia sea diferente en cada caso, la injerencia rusa en dichas dictaduras.
En la Guerra Fría, Cuba hacía las veces de portaviones soviético desde donde se dirigían y patrocinaban las revoluciones comunistas en América Latina, servicio que intentaba retribuirle a la URSS que mantuviera económicamente a la isla prisión de los Castro. La revolución sandinista fue una de estas “exportaciones cubanas”, catastrófica como todas ellas, pero para el primer nefasto gobierno de Ortega representaba una ayuda soviética anual de unos 500 millones de dólares. Cuando colapsó la URSS, porque el comunismo tiene en su ADN programada su autodestrucción, estas “colonias soviéticas” perdieron a su patrocinador y pareció que Rusia había borrado de su mapa de intereses a América Latina. Pero con la llegada de Putin, el autoproclamado vengador de la URSS, el interés se renovó, aunque de manera más sutil.
Con Cuba y Venezuela en condición de paciente terminal, Nicaragua pareciera ser una alternativa prometedora, aunque padezca la misma enfermedad de las primeras.
Hace un año el embajador ruso en Managua, Andrei Budaev, dijo que Nicaragua es el “principal socio y aliado de Rusia en la subregión centroamericana”, y esa “amistad con uñas” se manifiesta de varias maneras. Según Sergey Sukhankin, experto asociado del Centro Internacional de Estudios Políticos de Kiev, en los últimos dos años, Rusia entregó a Nicaragua tanques de combate T-72 y T-72B, cuatro patrulleras de la clase Mirage, dos corbetas de misiles clase Molnia y varios cazas ligeros Yakovlev Yak-130, helicópteros Mil Mi-17, vehículos de infantería todoterreno GAZ Tigr y cañones automáticos antiaéreos ZU-23-2 de doble cañón. ¿Pero y con eso sí puede Ortega evitar que lo derroquen? Pues hoy hay otras armas para esos propósitos.
En 2013 se inauguró en Nicaragua el Centro de Entrenamiento “Georgy Zhukov”, nombre que de ancestro maya más bien poco, y para 2016, cerca de 400 militares ya prestaban orientación a la dictadura de Ortega supuestamente para “ejercicios militares conjuntos”, “entrenamiento de operaciones humanitarias y militares” y “tráfico antidrogas”, pero posiblemente sirvan más para atender “amenazas híbridas”, como las protestas públicas antigubernamentales. En 2016 la Fundación Mundial Rusa y la agencia rusa Rossotrudnichestvo, acordaron establecer un “Centro Ruso” en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua. En 2017 se instaló en Nicaragua una estación de monitoreo del Sistema Global de Navegación por Satélite de Rusia (GLONASS), supuestamente para “fines puramente civiles”, pero que puede servir para inteligencia electrónica y operaciones cibernéticas.
Nicaragua no solo serviría de plataforma para “acercarse” a los EE. UU., sino para cumplir el objetivo ruso de socavar democracias en la región, de lo que Colombia no queda exenta y las elecciones presidenciales pasadas son una muestra.