NO CONFUNDA A VETERANOS CON VIOLENCIA
Por PHIL KLAY
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Cuando se estaban desarrollando las noticias de Dallas, antes de que supiéramos quién era, o incluso que había solo un tirador y no tres o cuatro, los veteranos de las fuerzas militares observamos el horror que se desenvolvía en nuestras pantallas junto con el resto de América. Y para nuestra repulsión, reconocimos algunas cosas.
Los veteranos en Twitter notaron su uso de cubierta y ocultamiento, que estaba “partiendo la tajada”, que en un asalto capturado por la cámara siguió una táctica estándar para una emboscada de cerca, las cuales se usan, como lo notaron un periodista del Washington Post y el veterano de la Marina, Thomas Gibbons-Neff, “para establecer superioridad del fuego y asalto a través del objetivo”. Otros veteranos opinaron: este hombre sabía algo acerca de cómo usar su arma. Y todos quedamos con una sensación repugnante: podría ser uno de nosotros.
Resultó que lo estaba haciendo, había sido enviado a Afganistán como mampostero y carpintero. Ahora, en Baton Rouge, Louisiana, tenemos un segundo tirador de policías, este un veterano de Irak, aunque de nuevo, no uno que hubiera visto el combate, sino un ex especialista de redes informáticas. Ambos hombres eran parte de nuestra comunidad de veteranos, atacando a otra comunidad con la cual siempre nos hemos identificado: la policía. En Irak, yo conocí a tantos oficiales de la Marina con planes de afiliarse a su fuerza policial local en casa que era casi cómico, y las unidades de reserva alrededor de Nueva York están llenas de oficiales de la policía allá.
Pero ahora, dos ataques mortales después, muchos americanos están mirando a los veteranos y se preguntan qué está pasando.
Claramente, la combinación de entrenamiento y acceso a armas de asalto hace a un individuo más letal de lo que sería de otra manera. El tirador de Dallas no clasificaría como francotirador según los estándares de las fuerzas militares americanas, pero no toma mucho ser letal con el arsenal adecuado.
Mi trabajo era lo más POG (jerga militar para armas no de combate) posible, pero yo aún era capaz de confiablemente golpear un blanco del tamaño de una persona desde 500 yardas durante mi certificación anual. Comparado con una pistola, la cual no es de mayor utilidad más allá de 30 yardas, un rifle de asalto manejado de manera competente es increíblemente fatal, especialmente contra oficiales que están expuestos, en las calles.
¿Pero acaso hay un vínculo más profundo? Es el caso que, como lo dijo el profesor de la Universidad George Washington, “¿los soldados a quienes enviamos ‘allá’ a la tierra de la violencia, traen la guerra de regreso consigo?”. Probablemente no lo es, dado que en el caso de estos dos tiradores traer sus guerras de regreso consigo habría significado que apresuradamente armaban una choza de contrachapado o frenéticamente arreglaban problemas de conectividad, y no el asesinato.
¿O tal vez el estrés postraumático los llevó a cometer homicidios? Es poco probable, dado que ninguno había visto el combate, ninguno tenía estrés postraumático reportado, y aunque lo hubieran tenido la investigación ha demostrado que es menos probable que veteranos que lo tienen cometan actos de violencia premeditada, que los veteranos que no sufren de él.
O tal vez el problema es que no habían visto el combate, y en cambio querían la gloria de la cual se perdieron en el extranjero y decidieron vivir la prototípica fantasía americana de ser un ‘hombre bueno con un arma” defendiendo contra la injusticia.
Una imagen más verdadera del veterano americano se observa no en estos asesinos, sino en sus víctimas. Matthew Gerald, prestó servicio en tres giras en Irak, era padre de dos hijos y había estado trabajando solo un corto tiempo antes de su asesinato en Baton Rouge. Patrick Zamarripa, un veterano de la Naval, quien también había servido en Irak y murió en Dallas. Como me dijo el general John R. Allen sobre los hombres y mujeres de las fuerzas militares, “la República no los contrata para matar, la República los contrata para que estén preparados para morir por algo más grande que ellos mismos”. Y eso es exactamente lo que esos hombres hicieron.