Columnistas

No se puede virtual

21 de mayo de 2020

El daño que le causó a Colombia Juanpa –como le gusta que le digamos– con el tal acuerdo de paz, sigue haciendo estragos en contra del país y de su gente.

Para nadie es un secreto que la cocaína producida en el país le hace daño a la juventud del mundo, a la reputación de Colombia, a la economía de nuestro país y, sobre todo, al orden público de la patria.

Ahora, que se trata el tema en la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales -Anla- para autorizar, lo que antes se hacía sin problemas, la aspersión aérea con glifosato, no se puede tratar en la mencionada Anla en forma virtual porque los campesinos no tienen computadores para poder intervenir en las discusiones. Algo así como decir que un proyecto que tenga algo que ver con los presos, no se puede adelantar porque ellos no pueden salir de la cárcel para asistir a las sesiones del Congreso. Todo es un absurdo, desde cuando se prohibió la aspersión para darle gusto a la guerrilla y no debilitar sus finanzas en forma grave, que acabaría con esos grupos insurgentes.

Nunca se ha podido demostrar el daño para la salud de los vecinos de los cultivos ilícitos –vecinos que no los hay porque los cultivos están en lo profundo de la selva– cuando se utilizaba el glifosato. Nadie ha sido capaz de decirnos cuántos muertos se han presentado como consecuencia del consumo de cocaína o como resultado de las guerras entre grupos subversivos y cultivadores de la droga, que ahí sí los ha habido.

No entiendo por qué debe ir este tema a la Anla, cuando la aspersión en otros cultivos lícitos, con el mismo glifosato, se hace libremente. Es una protección a favor de los grupos subversivos que son los que se benefician con el cultivo y el procesamiento de la coca.

Sé que esto es producto del tal acuerdo de paz y que hace parte de la entrega del país a esos grupos que antes eran subversivos y que ahora se dividen para estar en las actividades lícitas –el Congreso–, en actividades ilícitas –los llamados disidentes–, en actividades ilícitas en discusión –los cultivos de coca y la producción de cocaína–, en el comercio internacional de la droga –Venezuela– y quienes de verdad se sometieron y viven en los campamentos designados para estar en ellos como lo cumplen algunos.

Es que el Nobel da para mucho: para entregarle el país a la subversión, para desconocer lo prometido con el plebiscito cuando ganó el No y se aplicó el Sí. Para cambiar la Constitución por un acuerdo entre los subversivos y un gobierno sin autoridad. Soy ingeniero y periodista y no entiendo que una Constitución, que fija las reglas y condiciones para poderla cambiar, se modifica por un acuerdo entre dos partes, una de ellas de delincuentes y la otra, el Ejecutivo ávido de un premio de paz.

Hay que acabar con los cultivos ilícitos, hay que volver a asperjar con glifosato, como se hace con otros cultivos, hay que mejorar la imagen de Colombia acabando con la producción y exportación de cocaína.