Columnistas

No volver al glifosato

01 de mayo de 2018

Es inminente la fusión de dos gigantes: la poco querida Monsanto, estadounidense y la prestigiosa Bayer, alemana. Ellas dos, juntas, “prometen que alimentarán al mundo”. Pero desde hace mucho tiempo “Monsanto personifica al enemigo de los seres humanos en todo el mundo”, como dicen Ingolf Gritschneder y Michael Heussen en un reportaje de la alemana DW, titulado “La semilla de la codicia”. ¿Por qué?, Europa News aseguraba en 2016: “La compañía controla el 90 % de las semillas genéticamente modificadas: variedades de soya, canola y maíz, han sido patentadas por Monsanto”. Además, los activistas en el mundo la acusan “de querer ‘controlar la cadena alimenticia’ y de ser uno de los mayores contaminadores de la industria”: Monsanto comercializa el herbicida más vendido del mundo, el Roudnup, cuya sustancia activa, es el glifosato. La ONU y la OMS lo han clasificado como posible cancerígeno. El mayor peligro, según los agricultores, es el monopolio. Monsanto ha actuado en dos sentidos: ha modificado plantas de maíz y soya para que resistan el glifosato y, al mismo tiempo, ellos son los que producen y comercializan este herbicida que, según EuroNews, representó en 2012, el 40 % de los ingresos para esa compañía.

Pero hay más: las superperfectas semillas de Monsanto no se pueden reproducir, así que si un agricultor siembra esas semillas, de esa cosecha no puede volver a sembrar, sino que tiene que comprar nuevamente semillas a Monsanto. Además, para combatir el rastrojo, tiene que usar Roudnup que no mata las plantas Monsanto.

Los campesinos colombianos ganaron en 2013 una batalla contra el absurdo monopolio de las semillas: lograron que el gobierno no aplicara la resolución 970 de marzo de 2010 del ICA, que les prohibía sembrar sus propias semillas (art. 15) y solo podían usar semillas “certificadas” (tres grandes compañías tienen el monopolio). En 2013, los argentinos ganaron una de las pocas victorias contra Monsanto en el mundo: en Rosario iban a construir la fábrica de semillas más grande del planeta, pero las protestas lograron evitarlo. Perro verde, un grupo de rock, lo cantó así: “No puedo bancarme que a los pibes de Argentina / les sirvan desayuno glifosato y herbicida / Te lo digo te lo cantoooo, fuera Monsantoooo”.

Por eso no es buena la idea de seguir con glifosato en Colombia, como proponen Iván Duque y Vargas Lleras.