Nos están matando
Conmueve más la eliminación de la Selección Colombia que el asesinato sistemático de líderes sociales y defensores de derechos humanos.
Colombia es un país enfermo, en el que su gente poco se duele por la suerte de los demás más allá de su entorno cercano.
No se trata de negar la cohesión que genera la Selección, perfectamente válida, sino de mostrar que hechos graves nos resbalan.
Le resbalan al ciudadano de a pie y, más grave, al político y al gobernante.
A este paso habrá otro exterminio, como el de la Unión Patriótica.
Los que deberían decir algo no lo dicen. La prensa calla o minimiza lo que sucede.
Leía ayer un titular: Líderes, preocupados por aumento de asesinatos. Preocupado debería andar todo el país, pero se le resta importancia a lo que viene sucediendo.
¿Qué tiene de malo ser líder? Son por lo general personas que ayudan al avance de sus comunidades. Otros propenden por el respeto de los derechos humanos, tan violados en todo el territorio: basta mirar el caso de la salud.
Colombia está enferma porque asocia liderazgo con ser de izquierda y a la izquierda se la tilda de peligrosa, y eso justifica, en la imagen colectiva que se va formando, su eliminación.
En la reciente campaña electoral se veían movimientos en redes sociales como “por una Colombia libre de izquierdistas”. Solo tiene cabida una forma de pensamiento y esto sí que es patológico.
El caso no es explicar que no todos los líderes son de izquierda, porque si así lo fueran tienen derecho a la opción ideológica y política que sea.
A los defensores de derechos humanos hace décadas se les considera inconvenientes, dañinos, y eso también caló en el colectivo nacional.
Por todo esto se ve normal que asesinen líderes, seres que se destacan por defender y echarse al hombro sus comunidades y exigir respeto.
No hay rechazo, las investigaciones son mínimas, ni protección se les brinda pese a las amenazas serias.
Este es un país enfermo que se acostumbró a la muerte, que hoy la justifica si el muerto no pensaba como yo.
#Nosestánmatando hace ya carrera en redes sociales para llamar la atención, pero nadie quiere escuchar.
(La semana pasada cometí un error: lo que aprendió a usar la gorila Koko fue la flauta, no la grabadora).
Maullido: usar glifosato es para Minhacienda una actividad ambiental. Terrible.