Columnistas

NOSOTROS Y ELLOS

29 de octubre de 2017

Sinceramente creo que uno de los principales obstáculos para la reconciliación que necesita el país vienen siendo las mismas Farc, cuando deberían ser las más dispuestas a permitir que se allane este camino. Siguen todavía en el mismo ejercicio de dividir la sociedad entre nosotros y ellos. Entiende uno que años y años de dialéctica marxista vaya nublando la capacidad de darle otras miradas a la realidad social en estos tiempos, de reflexionar, de buscar nuevas formas de entendernos, de saber que esta sociedad hay que construirla en la diferencia, la dignidad y el respeto; pero es que si se sigue por la vía de responder con agresión a cualquier reparo al proceso de paz, en un país donde es evidente que una chispa puede hacer saltar por los aires los progresos en convivencia, pues va siendo muy difícil avanzar. Las reacciones de las Farc ante el más mínimo reclamo son usualmente las de atacar arrogantemente a quién lo realiza. Por supuesto que hay agresiones injustificadas, pero no todo tiene que caer en ese costal y mejor harían en construir un diálogo positivo con todos los actores de la sociedad.

Los colombianos hemos sido generosos con las Farc, de eso no me cabe la menor duda. La sociedad va dando debates, avanza. Debemos hacer el ejercicio de escucharnos pacientemente. Si la implementación de los acuerdos en los territorios se ha visto atascada, es más por la incapacidad de un gobierno poco diligente, atrapado en la improvisación y la mermelada, que no tiene capacidad alguna de operar adecuadamente.

Hago las anteriores reflexiones al ver la reacción de las Farc ante los reparos del Consejo Gremial sobre la JEP. Las Farc, a través de Carlos Antonio Lozada responden que “si las Farc, antes de hacer política debe pasar primero por la JEP, el Consejo Gremial debe cerrar sus negocios hasta que haga lo propio”. Avemaría pues...

En el Consejo Gremial está representada gran parte de la base productiva de este país y están en todo su derecho de presentar los reparos que quieran y tramitar sus inquietudes. La respuesta de las Farc los trató a todos “ellos” como actores determinantes de acciones en la guerra. Muy equivocados están. Puede haber algunos que así lo sean, pero la gran mayoría se ha quebrado el lomo honestamente y si algo fueron es víctimas. Las Farc deberían, por el contrario, aclarar dudas, sustentar, sin arrogancia. Eso necesita precisamente el Posconflicto: pedagogía, discusión y construcción conjunta.

Reconciliación significa también encontrar un terreno común, donde no se parta de las diferencias, sino de lo que nos une. Para eso hay que tener una sociedad dispuesta y nosotros no lo somos, no sabemos cómo hacerlo. Esta disposición se tiene que empezar a construir con hechos cotidianos, con mensajes permanentes, con ejemplos. Hay que iluminar el camino para que la sociedad vaya andando hacia un país en el que todos quepamos, con nuestras diferencias, en respeto y dignidad. Habiendo sido las Farc uno de los principales factores de violencia y desunión, bueno sería que posibilitaran el encuentro de la sociedad, en el sano debate y discusión. No creo que sea mucho pedir.