Alejandro Ordóñez no merece ni escolta celestial
Alejandro Ordóñez no es un católico austero. Tampoco es una figura capaz de comportar la virtud de la caridad que enseñó Cristo. No entiende que vive en un país donde miles apenas prueban un bocado cada día. El exprocurador es uno más de esos fervientes rezanderos que van a la iglesia a darse golpes de pecho, pero que, en la práctica, traicionan los principios de su fe.
En las calles de Bogotá, con los dineros públicos, los nuestros, se garantizó licencia para cruzar raudo escondido entre una caravana de 16 vehículos, con sus conductores, y 32 escoltas. Pero, ¡por Dios!, doctor Ordóñez, qué insulto a los más pobres. Qué despropósito frente al pueblo. Qué manera la suya de lacrar a la comunidad y traicionar la palabra y la enseñanza de Dios.
Cómo se le ocurre a usted, cada que tiene oportunidad, invocar a Jesucristo cuando es capaz de dilapidar y de abusar de los recursos del Estado. Cuando impide que ese dinero se invierta en los más necesitados, mientras anda por la capital con la guardia de un emperador romano.
Caridad es amar al prójimo como a nosotros mismos. Tener una actitud solidaria con el sufrimiento ajeno. Y usted, que se la pasa rosario en mano y los domingos en la comunión, es capaz de semejante felonía ante los insistentes llamados del Papa Francisco para que los fieles se ahorren extravagancias y opulencias.
Usted, alterando las normas que existían, resolvió: “Los ex servidores de la Procuraduría General de la Nación y sus familias, que durante el ejercicio del cargo hayan contado con el servicio de esquema de seguridad permanente, tendrán derecho a continuar con este beneficio por un período máximo cuatro (4) años, contados a partir de la terminación del vínculo legal y reglamentario”.
Se garantizó el enjambre de escoltas y carros que, por ejemplo, violaba normas de tránsito en Bogotá cuando viajaba en contravía por la calle 16. La escolta que, en San Gil, Santander, dos años atrás, desconoció un pare y atropelló a un par de motociclistas.
Revienta el escándalo sobre este cambio de norma para beneficio propio y usted dice que si creen que no corre peligro y su esquema de seguridad es innecesario, que lo retiren. Que el comandante de su seguridad es San Miguel Arcángel y que lo refuerza con el manto de la Virgen. Mantener su esquema de seguridad, hasta 2020, podría costarle 20 mil millones de pesos a la Nación.
Alejandro Ordóñez, lo suyo es vagabundería y desmesura con el patrimonio público. Esa palabrería de “buen católico” es solo un canto de áspid. Hay que condenarlo. Deje su discurso fatuo, no se disfrace más de servidor decente.