Columnistas

Otra vez con los calzones abajo

21 de agosto de 2015

Decía alguien esta semana que la calidad educativa no da votos. Tampoco los dan los asuntos climáticos y menos un fenómeno como El Niño.

Será por eso que su presencia ha sido ignorada por políticos y gran parte de los empleados públicos. El asunto climático está fuera del debate electoral, pues la costumbre ha sido improvisar en la atención de emergencias.

El Niño está presente y tiende a fortalecerse. Los efectos se sentirán más en los dos meses finales del año. La temperatura del Océano Pacífico en la región más relacionada con el fenómeno ha estado 2°C por encima del promedio y eso es mucho.

El último reporte sugiere que podría ser tan fuerte como el del 97-98, que al país dejó pérdidas por 564 millones de dólares, según informe de la Cepal, pérdidas que aunque no muy cuantiosas afectaron varios sectores de la economía.

El año pasado, cuando El Niño no llegaba, el Ministro del Medio Ambiente se dedicó a recorrer el país diciendo que estábamos con el fenómeno y llamaba a ahorrar agua. Cuando al fin se declaró, poco habla ya del tema. Como el banco aquel.

El Ideam ha lanzado algunas alertas, pero hasta ahí llegan las acciones.

Esta institución ha dicho que varias regiones experimentan un déficit de lluvias del 40 al 60 por ciento. Antioquia es una de ellas y aunque ha habido algunas lluvias en la última semana su intensidad no compensa el agua que dejó de caer.

El índice de sequía en Medellín es negativo, hay sentido déficit de lluvias, llegando en junio a niveles de muy seco.

La temperatura en Medellín en agosto, salvo 4 días, ha estado por encima de la media histórica de 28,5°C.

Cuando la situación se torne crítica en algunos sectores como el agrícola y escasee el agua en acueductos veredales incluso en grandes ciudades, habrá pronunciamientos y medidas, cuando lo más sencillo sería trabajar desde ahora para disminuir posibles efectos.

En La Guajira serán catastróficos, más de lo que ya son. Allí, dicen, los políticos acuden hoy a caseríos hambrientos y secos a pegar propaganda. Y prometer. Nada más.

Con políticos tras los votos y funcionarios tratando de acomodar sucesores, terminando e inaugurando obras para la inmortalidad, difícil que se interesen por los efectos de El Niño.

No estamos preparados para las vicisitudes climáticas, actuando aún “a lo que venga”. Hace meses se debió orientar a comunidades y sectores productivos para actuar según sus necesidades y amenazas.

Pero como no da votos.