Columnistas

Pactos políticos y pactos sociales

10 de septiembre de 2018

En apenas un mes el nuevo gobierno muestra hechos positivos frente al manejo de los asuntos públicos. El primero, que en general primó la promesa de campaña sobre nombramiento de personas competentes al frente de los ministerios y cargos de primer nivel. Aceptó cuestionamientos razonables de algunos y se reafirmó en otros, rechazando posturas simplemente partidistas.

El segundo, el entendimiento de una expresión democrática sin antecedentes: la consulta anticorrupción. Convocar a todas las fuerzas políticas para evaluar el sentido y la responsabilidad del Ejecutivo y el Legislativo frente a la misma, es inédito en los gobiernos de los últimos lustros. Hizo eco además de los resultados de una encuesta reciente de Gallup que señala que el 85 % de los ciudadanos considera que la corrupción está empeorando. ¿Qué colombiano, sinceramente demócrata, no saludaría una convocatoria a todas las fuerzas políticas para ocuparse prioritariamente del tema?

Ya habrá ocasión de comentar cómo, desde la sociedad civil, se puede apoyar de manera efectiva la lucha contra la corrupción, pero por supuesto es condición que el Presidente y el Congreso establezcan marcos efectivos, con dientes, al respecto. Sin embargo, existen muchos recelos sobre qué tanto el Congreso será capaz de responder con grandeza, dados los antecedentes en la trasparencia de su gestión. Mientras los índices de trasparencia de las entidades públicas (2013 - 2014) se sitúan en un promedio de 67,4 sobre 100 puntos, el de la rama legislativa es de 34,9. Dado que hoy todos allí hablan mal de la llamada mermelada y parecen entender la consulta, esperemos que los tiempos y los contextos sean interpretados. El Congreso tiene la palabra.

El tercer hecho positivo es la perspectiva del Presidente de que las consultas sobre el Plan de Desarrollo recuperen el diálogo social, ajeno a pugnas simplemente políticas y más cerca de una apertura a la conversación con la gente en sus territorios, en el país real. En buena ocasión un Plan de Desarrollo Participativo, sobre bases de respeto del otro y de comprensión de las responsabilidades ciudadanas que comportan no solo derechos sino deberes. Que supere la tradicional lista de mercado y se centre en el bienestar de todos, reconociendo la elemental filosofía de que todos debemos poner.

La educación, la salud, la justicia y la seguridad, en cantidad y calidad adecuadas, como los elementos fundamentales de la equidad social, no son posibles sin el concurso ciudadano responsable. Padres que ven la escuela como un depósito de niños, pacientes sin un cuidado responsable de sí mismos, irrespeto permanente a las normas de convivencia, poca o ninguna colaboración con las autoridades frente al delito, son factores que reproducen perniciosamente el deterioro la provisión de bienes públicos. Obviamente la base para romperlo, es que el gobierno sea transparente, eficaz y efectivo en la gestión pública de los mismos.

En estos marcos destacamos este mes de gobierno, insistiendo en la importancia de seguir insistiendo en lo nefasto del sobredimensionamiento de los pactos políticos frente a los pactos ciudadanos. Que la política recupere su sentido y sus límites y se pueda entonces trabajar más visiones de futuro porque el Estado es capaz de ponerse al servicio de todos, a partir de su acercamiento permanente al país real.

* Presidente Proantioquia