Pañitos de agua tibia
Por David González Escobar
Universidad EAFIT
Ingeniería Mat. y Economía, 4° semestre
davidgonzalezescobar@gmail.com
Sacar unos pocos kilos de pasta de coca de la zona rural en la que se produce no requiere mucho más que una bolsa en la cual empacar el producto, que se puede adaptar fácilmente a una forma compacta, y el ingenio de cómo hacerlo llegar a un casco urbano sin ser detectado por las autoridades.
Mientras tanto, sacar de la misma zona una cantidad suficiente como para ser rentable de papa u otro producto agrícola requiere de un vehículo para transportarlo y una vía por la cual este vehículo pueda transitar. Generalmente los últimos requisitos son mucho más difíciles, sino imposibles, de acceder al campesinado de regiones periféricas del país.
Este último hecho es clave para entender por qué en Tumaco hubo casi 70 asesinatos en los primeros 3 meses del año, casi uno diario. La violencia no ha dejado de asediar a Tumaco ni antes ni después de los acuerdos de paz, y probablemente se debe a que la droga no ha abandonado ni parece que abandonará prontamente la región, por más esfuerzos que se hayan hecho por parte del gobierno para desmontar esa industria.
Pero ahora que se está viendo envuelta en el conflicto de la región activamente la opinión pública nacional e internacional, debido al asesinato de 3 periodistas ecuatorianos en manos de aparentemente, alias “Guacho”, líder de la disidencia de las Farc que agobia la frontera con Ecuador, probablemente el gobierno intervenga con fortaleza para acabar con estas mafias, como anunció el mismo presidente, cosa que no había logrado impulsar ni la masacre de decenas de líderes sociales ni la muerte de seis campesinos en octubre del año pasados en hechos confusos en relación con la erradicación de cultivos.
Pero mientras los cultivos de coca sigan ahí, y más importante, mientras no haya alternativas de subsistencia reales para los campesinos que dependen de su producción, el problema persistirá; simplemente cambiará de nombre, y al próximo líder le quedará la difícil labor de buscar un alias más feo que “Guacho”.
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