Para mejorar la educación
La revista The Economist publicó el 12 de junio de 2016 un interesante y extenso artículo con algunas ideas para mejorar la educación de los niños en opinión de numerosos expertos en el tema. Espero que mi experiencia de 10 años como profesor universitario me permita extraer lo mejor de esta importante publicación.
Muchos factores contribuyen al éxito en la educación de los niños; pero en un estudio realizado por la Universidad de Melbourne con 250 mil alumnos, concluyeron que “nada contribuye más en la enseñanza que la calidad de los maestros y el material empleado, los textos y los experimentos. Algunos de los aspectos que más les interesan a los padres de familia, como el número de estudiantes por curso o la separación de los niños por sus habilidades para aprender, repercuten poco o nada en los resultados obtenidos. Lo que más incide es “la capacidad de los maestros para enseñar”. Que los 20 modos más efectivos para mejorar el aprendizaje dependen todos de cuanto los maestros hacen en clase”.
En un estudio de la Universidad de Stanford realizado en Gran Bretaña y en Ecuador, estimaron que en un año académico, los alumnos con profesores brillantes los calificados entre el 10% de los mejores, cubrían material por 1,5 veces del programa asignado para el año, en tanto que los con profesores incompetentes, calificados en el 10% del rango inferior, apenas cubrían medio año de lo programado. En Harvard estiman que si EE.UU. contase con profesores promedio, como el 25% de los mejores de los países asiáticos, en cuatro años los igualarían en las pruebas del saber.
Lo que poco funciona. La educación individualizada. Los grupos mayores de 20 alumnos. La memorización que exigen algunos profesores en lugar de preguntar el por qué y el cómo que emplean los chinos y japoneses para saber si los estudiantes comprendieron. Y comento, a un niño mal alimentado como tantos colombianos, no se le desarrolla el cerebro.
Lo que sí parece funcionar mejor con los maestros. Locales adecuados para la enseñanza. Preocuparse por mantener actualizados los profesores por medio de exámenes periódicos y de cursos cortos sobre sus especialidades. Insisten en evaluarlos no solo a ellos, sino y además, las pruebas de saber de sus alumnos. Aceptar la asistencia de un experto a una que otra de sus clases para corregir y mejorar. Hablar con energía y exigir disciplina. Y, por último, relacionar su salario mensual con los resultados anteriores y remunerarlos bien en promedio.
Los maestros se hacen no nacen, sostiene el artículo citado. Entiendo que Fecode se opone a casi todo lo anterior en Colombia. Nuestra enseñanza es una labor de “puerta cerrada”, en la cual, por ejemplo, no se acostumbra ni siquiera que un profesor más avezado dicte una clase con otro. ¡Colombia y Antioquia, las más educadas y subempleadas!
Lo que sí parece funcionar mejor con los niños. En Singapur, donde con frecuencia encabezan las comparaciones internacionales, les exigen a los niños explicarles a sus compañeros sus puntos de vista sobre las clases anteriores. La retroalimentación es fundamental para ellos. Otra práctica en la que insisten es solicitarles que escriban notas cortas sobre sus apreciaciones para permitirles a los maestros revisar los progresos. “Lo importante no es enseñarles física, sino enseñarles a estudiar física”, comentaba uno de los expertos.