Pecar y rezar con la música
Llega Semana Santa y Envigado vive su festival de música religiosa. Cero y van veinte. Aparece junio y arranca el festival de tango. Van treinta.
El “envigadeño profundo” detrás de estos eventos es Mario Vélez Calle, concejal de la cultura de su ciudad durante veinte años.
Aclaremos lo del “Envigado profundo”. Lo explica el letrado y filósofo de UPB, Jairo Morales Henao, tallerista de la Biblioteca Piloto y director del boletín cultural y blibliográfico de la Sala Antioquia:
“... con esa expresión aludo a los que no nos arrasó la hojarasca del dinero fácil por encima de lo que fuera, incluyendo el respeto a la vida. Veníamos de otros lugares espirituales, de unas tradiciones que aguantaron, que resistieron con eficacia y en silencio”.
Vélez pintaba bien para inspector de zócalos acompañando a don Suso, su padre, maestro de obra, constructor y cirujano plástico de iglesias.
El destino los llevó al colegio La Salle. El rector, hermano Constantino, le sugirió a don Suso cambiarle al muchacho el palustre por el salón de clases. El taita dijo sí y su vástago es bachiller modelo 64. Los garbanzos los ha levantado trabajando en empresas textileras y como tapetólogo y alfombrólogo.
El mundillo de la construcción perdió un pintor de brocha gorda, pero Envigado ganó un gestor cultural.
Con el apoyo de los últimos alcaldes Héctor Londoño y Raúl Cardona, Vélez está en el adn de proyectos como la Casa de la Cultura “Miguel Uribe Restrepo”, Corporación El Ágora, Escuela Superior de Arte Débora Arango, coro La Cantoría, Orquesta sinfónica infantil y la Institución Universitaria de Envigado.
Parihuelió en los inicios de Cortiple y es de la logia de coleccionistas de música vieja agrupados en la corporación “Daniel Uribe Uribe”.
Pero las niñas de sus ojos, además de su esposa, Rocío Díaz Raigosa, hijas y nietas, son los festivales de música religiosa y de tango.
El de 2018 empezó con un concierto en la Iglesia de Santa Gertrudis, cuyo órgano está en vía de restauración por el lutier Juan Carlos Gallo. El órgano fue traído a lomo de mula y de cristiano, como los pianos de cola que venían para las solteras perpetuas de Envigado, según García Márquez.
Al piano estuvo el maestro Mauricio Mejía en compañía de la soprano Clara María Giraldo y la coral María Adelaida Mejía. Restan los programas del domingo y del miércoles 4 de abril.
El cierre será en el colegio de La Presentación donde suelen realizarse los festivales del tango con primera fila ocupada por las monjitas. La Fundadora, Marie Poussepin, dio el visto bueno para que sus pupilas con wasap pequen y empaten oyendo tangos y motetes. Vélez peca organizando festivales de tango. Empata con música religiosa. Se ganó el puesto en la cripta de la Iglesia de San José, donde reposan las cenizas de sus taitas