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Plebiscito: ¿voto en contra o abstención?

26 de julio de 2016

Por Jesús Vallejo Mejía
www.javalmejia.blogspot.com.co

El Centro Democrático anunció para el 31 de este mes su decisión en torno del plebiscito para refrendar el Acuerdo Final con las Farc. Pienso que, por consideraciones de principio, la decisión debe orientarse por el NO.

En efecto, el artículo 95 de la Constitución establece que es deber de los colombianos “participar en la vida política, cívica y comunitaria del país”. Mal le quedaría, por consiguiente, a un partido que defiende la institucionalidad proponerle a la ciudadanía que se abstenga de participar en un evento de tamaña significación como la refrendación o el rechazo populares a lo que se acuerde con las Farc.

La pregunta obvia que tendría que formularse en el plebiscito es si se está de acuerdo o no con lo que se convenga con las Farc según los documentos que el gobierno estará en la obligación de dar a conocer en su integridad.

Aunque no sabemos todavía el contenido del Acuerdo Final, lo que se conoce ofrece muchos motivos para el NO. Lo estipulado sobre justicia, protección de los integrantes de las Farc, ordenación del sector rural y financiación del posconflicto exhibe muchos motivos de rechazo. Y cuando se conozcan en su integridad los convenios sobre régimen electoral y otros temas que todavía no se han definido, seguramente aparecerán nuevos argumentos para oponerse a la aprobación del Acuerdo.

No solo se trata de estipulaciones de manifiesta inconveniencia, sino que podrían dar lugar a nuevos y muy graves conflictos. En vez de conseguir la anhelada paz, Colombia podría verse enfrentada al riesgo de una guerra civil.

La abstención es un recurso extremo al que solo sería dable acudir en caso de que de hecho desapareciese toda garantía razonable para adelantar la campaña por el NO.

Es verdad que la lección que dejó el último debate presidencial alimenta el escepticismo, pues definitivamente Santos no reconoce talanqueras jurídicas ni morales para presidir un certamen ajustado a reglas de juego confiables. Pero la Corte Constitucional en su fallo sobre la ley estatutaria dispuso, al parecer, una serie de garantías de igualdad de las campañas en favor y en contra de la propuesta gubernamental.

Además de los argumentos jurídicos y morales que justifican que se vote en el plebiscito, hay otros más de oportunidad política, como el que surge de la mala experiencia que tuvo la oposición venezolana cuando dejó solo a Chávez en unas elecciones para que luego hiciera lo que le viniese en gana.

El Gobierno tiene que comprometerse a que en los lugares de influencia de las Farc estas se abstengan de ejercer presión sobre sus habitantes para forzar el voto favorable, suspendiendo si fuere del caso el certamen en dichos sitios o pidiendo la intervención de la ONU.

En todo caso, opino que carecería de toda presentación optar por abstenerse con el torcido propósito de sabotear el plebiscito esperando que la votación no alcance el umbral fijado por la ley estatutaria. Si Santos decide jugar sucio, allá él. Pero el Centro Democrático tiene que esforzarse en dar ejemplo de decencia política.