Columnistas

¿QUÉ AJUSTAR?

09 de octubre de 2016

Apoyé el Si con entusiasmo. Sigo creyendo que el Acuerdo que se logró era lo posible dentro del contexto que se tenía. Me explico: Antes del plebiscito se suponía que había una mayoría en el país con el SI. Había (y aún continúa) un gran entusiasmo internacional con los acuerdos. En ese contexto las Farc, con una tradición doctrinaria bastante fuerte y determinada como es normal en los grupos de extrema izquierda, podían tener posiciones inflexibles sobre ciertos temas.

Ahora bien, las condiciones ahora son otras. Estamos divididos los colombianos prácticamente en partes iguales. A ese Acuerdo que era lo posible en su momento se le dijo No en las urnas con una diferencia pequeña. Y en democracia hay que atender el llamado del ganador. Así de simple. Entonces lo que era “lo posible” en el contexto de la negociación antes del plebiscito pasó a ser lo inaplicable como resultado del mismo. Hay que encontrar un nuevo “posible” donde las mayorías estén de acuerdo. Ya hay una mitad que estábamos conformes con lo negociado, pero como se trata es de unir el país y buscar mayorías amplias de apoyo, pues empieza una nueva búsqueda. Y aquí los que tienen la mayor parte de la responsabilidad son las Farc y los líderes del NO, que representan la mitad del pueblo colombiano, para mirar que hay que ajustar, cómo hacerlo y hasta dónde llegar.

No creo que el gobierno Santos y los negociadores estuvieran echando campanas al vuelo porque no existiera un mayor castigo. Simplemente en el anterior contexto no se aceptaba por la contraparte. Tampoco creo que estuvieran felices con las curules asignadas, que de hech a través de un mecanismo ingenioso se les blindaban, pero obligándolos por lo menos a ir a elecciones. Pero repito, ese era el contexto. Ahora con la votación eso cambió. Es tiempo de reflexionar calmadamente por parte de todos y encontrar caminos de conciliación. Nunca va a haber un acuerdo perfecto, no existe. Encontremos el que nos deje medianamente tranquilos a la mayoría. No perdamos esta oportunidad.

Y que no se olvide que la mitad estamos tristes, que estábamos dispuestos a tragarnos unos sapos para que cesara la violencia y que estamos a la expectativa y dispuestos a apoyar el esfuerzo necesario para que se llegue a una negociación que satisfaga a la gran mayoría. Creo que el piso de la negociación, por así decirlo, está dado, es decir, lo acordado en La Habana es lo mínimo. De allí se parte y eso es valioso en política.

¿Qué es lo que se debe ajustar? Ese es un asunto bien delicado. Conversando con muchas personas que apoyaron el NO encuentro múltiples visiones de lo que se debe modificar. A algunos les preocupa que no paguen cárcel, a otros no tanto. Otros no quieren que participen en política, pero algunos piensan que es necesario. Algunos simplemente no creen que el Gobierno y las Farc vayan a cumplir con lo acordado. Y así muchas posiciones.

Ante este panorama hay una difícil tarea. Grandeza, calma, sensatez y mucha unión necesitamos.