¿Qué entendemos por masculinidad?
Considero que de cara a la revolución sexual y a la irrupción de la lucha por los derechos de la comunidad LGTBI, la idea de masculinidad ha cambiado, y con ello nuestras relaciones interpersonales y sociales. Es una de las razones por las que tenemos las atrocidades que todos los días nos muestran los medios de comunicación. El referente masculinidad como figura de poder se ha malinterpretado en muchas ocasiones como todo lo contrario a la feminidad.
Según el organismo de la ONU encargado de los asuntos de los derechos efectivos para las mujeres y niñas, ONU mujeres, alrededor del mundo una de cada tres mujeres es víctima de violencia a manos de sus compañeros sentimentales. En Colombia, según Medicina Legal, en el 2015 las autoridades registraron 1.007 casos de mujeres asesinadas y 16.000 denuncias de violencia sexual. Para un promedio diario de 117 casos de violencia contra las mujeres.
Frente a las crecientes conquistas femeninas en los campos políticos, económicos y culturales, la violencia contra las mujeres en cualquiera de sus manifestaciones es “una pataleta patriarcal” por conservar de la dominación. Esa es la razón por la que causó tanta indignación en redes sociales la foto con la “artesanía” del emblemático Pueblito Paisa, en la que se leía: “ pegarle a una mujer no es cobardía, es domarla”.
Claro está que la única forma de violencia no es sólo yéndose a los golpes, hablamos de la violencia sicológica que se traduce en agresiones verbales que minan nuestra autoestima, y violencia sexual que incluye a todas las formas de acoso sexual y explotación. A nivel mundial, según la ONU, el 98 % de las personas explotadas sexualmente son mujeres y niñas. ¡Hay países en los que si el agresor es el esposo de la víctima o se casa con ella no se reconoce el hecho como un crimen!
¿Qué hacer? La respuesta la encuentro en la raíz del problema: el significado actual que tiene la masculinidad.
Me gusta “El costurero” masculino que realiza la Subsecretaría de Cultura Ciudadana de Medellín, como una forma de innovar y darle un nuevo significado y concepto de masculinidad. Porque creo que cambia la connotación de espacios solo para mujeres a espacios de apropiación ciudadana, en una actividad como la costura que tradicionalmente ha sido femenina.
También aplaudo “la ley María” por la cual los trabajadores tienen derecho a un tiempo para asumir su paternidad cuando tienen hijos. En el mundo algunos países la implementan, Noruega, Suecia y Finlandia son los países que más días reconocen por licencia de paternidad. Esta medida fortalece la relación entre padre e hijo y a su vez reconocer responsabilidades al padre.
La masculinidad necesita ser entendida como una fuerza que es la creación de humanidad que se suma a lo femenino, en lugar de restarle a través de la violencia.