¿QUÉ ESPERAMOS?
En Maqueronte, su cárcel, el Precursor esperaba al Mesías como Juez Liberador. Se desconcierta por lo que escucha sobre Jesús y pregunta: ¿Eres tú el que debe venir o esperamos a otro? También hoy, cuando hemos encarcelado tantas veces nuestra vida, esperamos la acción “curadora” de Dios, desconcertados con tantas señales para interpretar.
El Brexit de Inglaterra. El No del plebiscito sobre los acuerdos de paz, en Colombia. La elección de Donald Trump. La muerte de Fidel Castro. El descrédito de casi todas las formas políticas de gobierno actual. El sincretismo y la evasión de responsabilidades. La insistencia en “derechos” y la ausencia o negligencia de “deberes”... Ante tales desconciertos, como Juan: ¿Qué Esperamos?
Adviento es tiempo privilegiado de preparación para Navidad. Tiempo de alegría, gozo, paz, descanso, fraternidad re-encuentro, volver a casa, cena común, regalos, felicitaciones y muchas cosas más. Sí; pero ante todo celebración de un nacimiento. El del Salvador: Dios con nosotros. Ojalá sea el Dios que debe y quiere nacer entre nosotros para dar lugar a un verdadero renacer de nuestra vida, personal y colectiva. Que no sea el Dios que “nosotros” queremos, el que unos y otros esperan, como resultado de intereses y visiones particularmente egoístas para nuestra humanidad.
Si queremos de nuevo a Dios con nosotros, el salvador; lo primero será dejarlo ser como Dios y como hombre. No querer hacerlo, como acostumbramos, a nuestro modo de ser y proceder particular o individual.
Tenemos motivos válidos y noticias buenas para alegrarnos; sin embargo, estamos desconcertados permaneciendo dormidos, aletargados. No en vano hoy, el Evangelio nos invita a despertar. Abrir los ojos y mirar más allá de lo inmediato, de la realidad “aparente”. Más allá de luces inicialmente grandes pero pasajeras. Este tiempo de adviento nos da la ocasión para valorar, discernir y hacer un buen balance de nuestra vida! Una excelente ocasión para reconocer donde hemos puesto nuestras ilusiones, y como se manifiestan nuestras grandezas, debilidades y fracasos. Es un tiempo propicio para esperar, pero la verdadera y real experiencia de salvación. Al verdadero y único Salvador: Jesucristo Nuestro Señor.
Es tiempo de volver al Señor Jesús, único salvador de esta humanidad, carente de líderes; tiempo de volver fielmente a él sin tantas vueltas ni desconciertos; tiempo de recuperar lo mucho que en Él hemos alcanzado y olvidado. No podemos dejar de luchar para salir de las situaciones deprimentes, en las que nos encontramos. No estamos solos, en el “Maqueronte” de nuestras vidas, encontraremos en Él la sanación de tantos dolores y desdichas como tenemos.
Que el Señor Jesús que viene sea realmente la alegría y esperanza en la que todos confiamos. La vida, fraternidad y paz que tanto anhelamos. La verdadera navidad que precisa la Natividad de nuestro Señor Jesucristo, a quien Celebramos. “Decid a Juan” –hombres y mujeres hoy-: los ciegos ven...la vida en este mundo por amor de Dios, sigue adelante. Nuestro deseo: ver y caminar hacia una Feliz Navidad.