Columnistas

Qué pena tan poca Ciencia

07 de agosto de 2015

Resulta difícil de creer pero invierten más en ciencia países africanos como Senegal, Malí y Etiopía que Colombia, que invierte lo mismo que Burundi y Namibia.

Sí, nosotros que nos creemos más que los africanos.

Demasiado contradictorio el discurso eterno de nuestros gobernantes: se necesita crecimiento económico, pero se reduce la inversión en ciencia y tecnología. Para 2016, ¡una vez más!, el gobierno anunció un recorte del 20 % en el presupuesto para Colciencias.

Tiene razón Dolly Montoya, vicerrectora de Investigación de la Universidad Nacional al decir que “no se puede pensar en desarrollo si no se invierte en ciencia y tecnología, pues es justamente con estos aspectos que se resuelven los problemas de la sociedad”.

Hace unas semanas nos decía el subdirector de Colciencias, Alejandro Olaya, que Colombia destina 0,2 % del PIB a ciencia y tecnología, cuando el promedio de América Latina es 1,5 y los países de la OCDE andan por el 2,4 %.

Y agregaba: al considerar la innovación, la inversión nacional pasa al 0,5 %. Otro dato preocupante: se invierte más en innovación que en ciencia, cuando la generación de conocimiento básico es esencial para innovar: nos limitamos a copiar lo que otros hacen.

“La principal problemática de no invertir en ciencias básicas es que se debilita el eslabón de la cadena que genera nuevas ideas y conocimiento. Esto hace que el país siga siendo apenas un consumidor de tecnología”. Contundente la vicerrectora.

La situación mejoraría, según Olaya, pues en el Plan de Desarrollo se consignó llegar al 1 % de inversión a 2018 (con 24 años de rezago tras la famosa Misión de Sabios que eso propuso en 1994).

Bueno, se descachó: el primer año del Plan de Desarrollo también tendrá un faltante enorme: no se podrá cumplir. Analistas hablan de 24 billones menos para 2016.

Y no se puede recurrir a los dineros de regalías, pues con muy pocas excepciones se están invirtiendo en innovación social y tecnológica, no en generación de conocimiento.

Los países asiáticos que tanto se citan, y a los que nos queremos acercar, aumentaron 9 % la inversión en investigación en la década pasada. Corea destina hoy el 4 % y Singapur el 2,1 %.

Se prefiere cerrarse al conocimiento para perpetuar el atraso y la pobreza. Pasarán los años y así seguiremos, como murió García Márquez, miembro de la Misión, esperando ese 1 % que todos los gobiernos negaron.