Columnistas

16 de enero de 2017

Con la llegada de Donald Trump a la presidencia de los EE.UU., se abre una serie de interrogantes difíciles de responder sobre lo que podría pasar en América Latina, en particular en los países suramericanos como Venezuela, Cuba, Bolivia, entre otros.

La pregunta que podríamos hacernos, para un gobierno marcado por la extrema derecha, es qué puede pasar con Venezuela, por ejemplo, cuando existen unas estrechas relaciones con la Rusia de Putin. ¿Sacrificará este poderoso hombre ruso que tanto tuvo que ver en la victoria de Trump, la cuantiosa venta de armas?

Pocos fueron los países mencionados por Trump durante su campaña. Su preocupación solo se centró en México por considerar que la frontera representa un peligro para la potencia gringa. Su propuesta absurda de construir un muro financiado por los mexicanos causó una de las grandes polémicas.

Y lo más grave que puede venir para la comunidad latinoamericana es la expulsión de cerca de seis millones de ilegales. Otra medida que crearía sin lugar a dudas confusión, sería pretender revisar los tratados de libre comercio, que de ser una realidad se perderían miles de millones de dólares, por las cuantiosas inversiones y el tiempo empleado por los gobiernos de turno.

Otro de los focos de atención de este enigmático hombre, quien pronto asumirá la presidencia del país más poderoso del mundo, es Cuba y su contundente solidaridad con los poderosísimos exiliados cubanos que le financiaron parte de su campaña. Aunque vale la pena hacer la misma pregunta, ¿qué pasara con Putin?, puesto que Rusia tiene importantes acuerdos comerciales y políticos con Cuba.

La suerte que pueda tener Venezuela es lo que más nos preocupa, ya que en este país Putin tiene grandes intereses, pues le ha venido suministrando un sofisticado y poderoso armamento; además de la existencia de estrechas relaciones económicas, políticas y militares. Pese a que Maduro llamó a Trump “enfermo mental”, hemos apreciado una relativa tranquilidad del presidente de Venezuela con la llegada de Trump a la presidencia de Estados Unidos. Por lo tanto, a pesar de la tensión que hemos vivido con el país vecino, la incertidumbre de lo que va suceder con el gobierno de Trump es cada vez mayor.

Es apenas natural que el poderoso y cuestionado hombre ruso, Putin, defienda a morir a sus aliados estratégicos en América Latina: Venezuela y Cuba. Este último ha sido en la historia política de Rusia su gran aliado por su envidiable posición geográfica.

Nada podemos entonces asegurar de lo que puede pasar con América Latina y, en particular con nuestro país vecino, Venezuela, con un hombre cuyos exabruptos característicos nos han generado confusión e incertidumbre, motivo de los comentarios más disímiles de los medios de comunicación del mundo, hasta el punto en que fue elegido como el hombre del año 2016. Y, nada se pude asegurar con Trump sobre lo que ha hecho, porque nada ha hecho debido a que nunca ha ocupado un cargo público, todo ha sido dircursividad mediática.