¡Reabre la Piloto!
Por fin se reabre el edificio de la Biblioteca Pública Piloto (BPP). Este jueves terminarán los dos años de abstinencia en que no pudimos volver a consultar ni a visitar el edificio tradicional. Ya era hora. ¡Y se viene con todo la Piloto!
Abierta al público en su primera sede en La Playa en 1952 y trasladada a la actual sede en Otrabanda a principios de los años 60, desde las 8 a. m. de este jueves hay programación para todos los gustos: conciertos, cine, proyección de cortos y documentales; conferencias sobre exposiciones, libros y sobre piezas musicales de la discoteca de Otto de Greiff; conversaciones entre escritores (María Cristina Restrepo, Alonso Salazar, Juan Diego Mejía, Pablo Montoya y Esteban Duperly estarán presentes). Habrá programación especial en la sala infantil Pedrito Botero cada dos horas con eventos desde las 8 a. m. hasta las 8 p. m. En las salas experimentales 1 y 2 habrá lectura en voz alta con el grupo de la escritora Emperatriz Muñoz y una sesión extraordinaria del taller de escritores de Jairo Morales; habrá talleres de encuadernación, genealogías, conservación de libros, experimentación tecnológica, apreciación de la música colombiana. En la sala juvenil habrá maratón de cómic entre las 10 a. m. y las 3 p. m.
Eso esperamos de la BPP: que sea un centro cultural que promueva todas las manifestaciones artísticas y culturales, tradicionales y nuevas; y que no solo lo haga en la sede de Otrabanda, sino que lo impulse en todas las unidades de información y los parques biblioteca de la ciudad. Está claro que a Medellín la ha salvado la promoción cultural que se ha hecho en las bases sociales y todo lo que se ha promovido y apoyado desde las entidades oficiales culturales. Una biblioteca, hoy, no tiene que ser solo un lugar para conservar los libros y promover la lectura y la escritura. Las condiciones sociales de una ciudad como la nuestra exigen centros de promoción y desarrollo cultural que permitan a las nuevas generaciones no solo refugiarse en el arte, sino entender y vivir la vida desde él.
En los libros, el corazón de una biblioteca, hay teatro, danza, música, títeres, ciencia, botánica, biología, tecnología, física, química, zoología y todo lo que la imaginación humana sea capaz de alcanzar. Por esto, una biblioteca puede y debe ser el centro productor y promotor de la inteligencia humana en todo su esplendor.