Columnistas

¡Reabre la Piloto!

18 de diciembre de 2018

Por fin se reabre el edificio de la Biblioteca Pública Piloto (BPP). Este jueves terminarán los dos años de abstinencia en que no pudimos volver a consultar ni a visitar el edificio tradicional. Ya era hora. ¡Y se viene con todo la Piloto!

Abierta al público en su primera sede en La Playa en 1952 y trasladada a la actual sede en Otrabanda a principios de los años 60, desde las 8 a. m. de este jueves hay programación para todos los gustos: conciertos, cine, proyección de cortos y documentales; conferencias sobre exposiciones, libros y sobre piezas musicales de la discoteca de Otto de Greiff; conversaciones entre escritores (María Cristina Restrepo, Alonso Salazar, Juan Diego Mejía, Pablo Montoya y Esteban Duperly estarán presentes). Habrá programación especial en la sala infantil Pedrito Botero cada dos horas con eventos desde las 8 a. m. hasta las 8 p. m. En las salas experimentales 1 y 2 habrá lectura en voz alta con el grupo de la escritora Emperatriz Muñoz y una sesión extraordinaria del taller de escritores de Jairo Morales; habrá talleres de encuadernación, genealogías, conservación de libros, experimentación tecnológica, apreciación de la música colombiana. En la sala juvenil habrá maratón de cómic entre las 10 a. m. y las 3 p. m.

Eso esperamos de la BPP: que sea un centro cultural que promueva todas las manifestaciones artísticas y culturales, tradicionales y nuevas; y que no solo lo haga en la sede de Otrabanda, sino que lo impulse en todas las unidades de información y los parques biblioteca de la ciudad. Está claro que a Medellín la ha salvado la promoción cultural que se ha hecho en las bases sociales y todo lo que se ha promovido y apoyado desde las entidades oficiales culturales. Una biblioteca, hoy, no tiene que ser solo un lugar para conservar los libros y promover la lectura y la escritura. Las condiciones sociales de una ciudad como la nuestra exigen centros de promoción y desarrollo cultural que permitan a las nuevas generaciones no solo refugiarse en el arte, sino entender y vivir la vida desde él.

En los libros, el corazón de una biblioteca, hay teatro, danza, música, títeres, ciencia, botánica, biología, tecnología, física, química, zoología y todo lo que la imaginación humana sea capaz de alcanzar. Por esto, una biblioteca puede y debe ser el centro productor y promotor de la inteligencia humana en todo su esplendor.