RECLUTAMIENTO ILEGAL DE MENORES
Uno de los crímenes más atroces desde la perspectiva del Derecho internacional humanitario y del Derecho internacional de los derechos humanos, es el reclutamiento de menores para obligarlos a enrolar las filas de los contendientes armados. Así lo recuerda una importante pesquisa académica del Grupo de Investigación en Derechos Humanos y DIH “De las Casas”, de la Universidad Sergio Arboleda, en cabeza del estudioso Luis Andrés Fajardo Arturo (Reclutamiento de niñas y niños. Como crimen internacional de las Farc en Colombia, Bogotá: Editorial Planeta, 2014, 262 páginas) quien, de manera estremecedora, afirma que esta práctica “no solo atenta contra los derechos de las niñas y niños de forma estructural, poniendo en riesgo su vida, vulnerando su integridad física, psicológica, extinguiendo plenamente sus libertades y obviamente destruyendo sus proyectos de vida, sino que también se convierte en una barrera para su educación, su salud, su recreación, el acceso a la cultura y finalmente todo el proyecto de vida” (pág. 21).
De manera documentada, a lo largo de cuatro capítulos, el texto muestra cómo las Farc utilizan a los niños en el conflicto armado, señala las causas, las actividades que cumplen y los efectos de su uso como instrumentos de violencia (acápite primero). Así mismo, con un argumentado análisis de centenares de casos de reclutamiento ilegal cometidos a lo largo y ancho del territorio, se desnuda esta demencial práctica; es este, sin duda, el aparte más valioso incluido el formato de reclutamiento con el instructivo pertinente: página 130 (capítulo segundo y Anexo B).
También, se examina ese comportamiento a la luz de los derechos humanos, se define qué se entiende por “reclutamiento”, se demuestra que ese accionar contraría los postulados esenciales de un Estado social de derecho y se indica cómo el movimiento terrorista citado afecta los derechos fundamentales de los niños. Incluso, se estudia la posición de la Corte Constitucional sobre esta materia; se aborda ese comportamiento en el contexto del Derecho internacional de los derechos humanos. Y, en fin, se expone cómo se ocupa de la materia el existente sistema de protección regional de los derechos humanos, la Corte Interamericana de Derechos Humanos y la propia Organización de Estados Americanos (capítulo tercero).
En último lugar, se enseña de forma clara por qué las Farc son responsables de este atroz crimen no solo desde la perspectiva del derecho interno (artículo 164 del Código Penal) sino internacional, a cuyo efecto se indican diversos precedentes sobre la materia; también, se asevera que esa organización armada actúa como un verdadero aparato de poder criminal organizado, por lo cual se acude a la controvertida tesis de la autoría mediata del profesor alemán Claus Roxin (capítulo cuarto).
Así las cosas, con independencia de que se compartan o no sus enfoques (como la calificación de los sujetos activos de la conducta como “autores mediatos”, en contravía del Código Penal: página 214; o se observen yerros de redacción o citas repetidas: páginas 36 y 42), el texto es un muy valioso documento para emprender el necesario estudio de este atroz crimen, sobre todo ahora cuando –con el avance de las negociaciones de La Habana– los patibularios de la citada agrupación armada pretenden que su accionar solo está destinado a “hacer Patria” y que, además, ellos son los únicos autorizados para determinar quiénes son víctimas del conflicto armado; y, por supuesto, los llamados a autocalificar sus conductas, porque entienden que el ordenamiento interno “burgués”, no los cobija ni les es aplicable.
Se trata, entonces, de un importante insumo académico para quien aborde con seriedad el asunto porque, como se dice, “el fenómeno del reclutamiento ilícito propiciado por las Farc se muestra como uno de los grandes retos que deben abordarse como parte de la política pública, pues se entiende que con esta conducta se restringen claramente el goce libre y efectivo de los derechos fundamentales de los menores contenidos en la Constitución Política” (página 144).