Columnistas

RECONOCER PRIORIDADES Y APROVECHAR OPORTUNIDADES

31 de julio de 2017

El Evangelio de hoy (Mateo 13, 44-52) trae varias parábolas de Jesús, breves y muy significativas. Las del tesoro escondido y la perla fina nos remiten a los sentidos de la prioridad y la oportunidad. “Amar a Dios sobre todas las cosas” implica reconocer la prioridad del fin sobre los medios. San Ignacio de Loyola, cuya memoria se celebra el 31 de julio, dice en sus Ejercicios Espirituales (n.° 23) que el fin para el cual somos creados es amar y servir a Dios y así ser eternamente felices, de modo que “las cosas” son medios que podemos usar tanto cuanto nos ayudan para ello, solamente deseando y eligiendo lo que más nos conduce a este fin. Y hacerlo es aprovechar una oportunidad. El labrador que descubre el tesoro escondido y el comerciante que encuentra la perla fina, simbolizan a quienes saben reconocer prioridades y aprovechar oportunidades.

Otra parábola: la imagen de los pescadores que seleccionan los peces recogidos, es empleada por Jesús para referirse a la acción de Dios que llama a muchos y termina con pocos escogidos, siendo estos los que no solo escuchan su palabra, sino además la acogen y ponen en práctica. La parábola de la red llena de pescados, unos buenos y otros malos, es similar a la de la buena semilla y la cizaña del domingo pasado.

La acción paciente y misericordiosa de Dios es también justa y esa justicia divina se manifestará cuando al final le corresponda a cada cual rendir cuentas. A ello se refiere Jesús al emplear la imagen del “horno encendido donde habrá llanto y desesperación”, que no es un lugar físico, sino la figuración simbólica de un estado eterno de infelicidad que padecerán quienes se hayan encerrado en su egoísmo.

Jesús quería que sus discípulos fueran continuadores de sus enseñanzas. Tal es el sentido de la otra parábola que les propone finalmente al referirse a quien “de lo que tiene guardado sabe sacar cosas nuevas y cosas viejas”: saber encontrar nuevas formas de presentar su mensaje en circunstancias nuevas, respetando lo valioso de la tradición, pero asimismo estando dispuestos a asumir sin miedo lo nuevo que trae el presente y que depara el porvenir.