REDENCIÓN: NUEVA CREACIÓN
Cuando hablamos del mal, injusticia, dolor y muerte...hablamos del misterio del hombre. Cuando hablamos de vida, creación, redención (salvación), Resurrección, hablamos del misterio de Dios (Del Espíritu). Estos misterios están íntimamente relacionados, pero no son iguales. El misterio del hombre, se resuelve por vía humana; pero en última instancia lo humano se resuelve en el Misterio de Dios; nunca al revés. Al Misterio de Dios, podemos acceder y conocer, pero jamás se resuelve desde el conocimiento del ser humano.
¡Si intentamos explicar la resurrección de Cristo y la nuestra por mediación exclusivamente humana, si ponemos esto como condición para “creer en Dios” y llegar a la fe, obviamente, nos equivocamos! Nuestros empeños terminarán en el umbral de la duda, el desconcierto, “lo relativo”. Desconociendo “lo absoluto” desaparecen por vía de la razón (demostración como exige Tomás) los valores del Espíritu: la vida y la resurrección. Nuestra vida, viciada y vaciada de lo mejor de ella: El Espíritu (Dios); termina siendo simplemente una pasión inútil, inmanente y solo hasta la muerte. Esto produce nuestra razón, como sus mejores resultados, cuando prescinde del absoluto, de Dios.
La vida y Resurrección de Jesucristo tanto como la nuestra, se explican y se llenan de sentido desde el “Misterio de Dios”, que nosotros experimentamos por vía de consolación espiritual. Como diría Ignacio de Loyola: “por los maravillosos efectos del Resucitado en nuestra vida”. Es de esta manera, solo desde ella, como se nos concede la Gracia de la comprensión del misterio de Dios. Experimentar la vida nueva en Jesucristo (su resurrección y la nuestra), en el misterio de la Resurrección. Por la misericordia de Dios, se nos habilita, para llegar gozosamente a la vida y a la Fe.
Esto no se piensa, acontece como una Nueva Creación, que nos redime desde nuestra condición limitada de pecado y de muerte. Esta nueva creación acontece con Paz, Alegría y Gozo. Consolación espiritual propia del Espíritu o Misterio de Dios, que, sacándonos del temor, como a los discípulos encerrados, nos transforma en Testigos gozosos de la vida y la resurrección. Testigos y agentes enviados, del Resucitado, para el perdón y la reconciliación, La vida nueva y gozosa del mundo.
Con la resurrección, acontece la nueva creación porque recibimos esta vez el Espíritu de Dios, en el soplo-vida del Resucitado. Y esto, transforma no solo nuestra vida personal, liberándonos del encierro y el temor, para lanzarnos alegres y gozosos a la vida del mundo y los demás. Esto es lo que describe el Evangelio de Juan. Con Tomás implica a todos los que no estuvimos presentes en esos momentos. Esto es lo que Sucede en la Comunidad cristiana después de experimentar al Resucitado. No son acuerdos humanos económicos; es el Espíritu del Resucitado, que genera una vida donde todo se puede poner en común. El Espíritu del resucitado creador de la Comunidad.