Columnistas

Relatos del Tocayo

29 de julio de 2016

Por Sergio Gutiérrez
Corporación Universitaria Americana
Facultad de Derecho, 5° semestre
sergioivando@hotmail.com

Apenas daba yo mis primeros pasos en la vida, cuando Diomedes Díaz inmortalizó en un paseo el nombre de uno de los más grandes compositores que tiene la música vallenata “♪♫...a tu pueblo voy a traer a mi compadre Sergio Moya... ♪♫ ”

Pero, tardó la vida un poco más de tres décadas para cruzar nuestros caminos, no precisamente al ritmo de la música de acordeón, sino bajo la complacencia de los acordes de la literatura; donde el maestro con la sencillez que lo caracteriza, aceptó mi amistad.

Quizás, él pase muchas veces por inadvertido. Porque como él mismo lo dice: no le gusta la fama. Pero más allá de eso, el talento, la personalidad y el corazón querendón de Sergio Moya Molina, le han dado los requisitos para ser uno de los arquitectos de la música del Magdalena Grande, esa misma que fue reconocida por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Para entender un poco del universo cósmico en el que habita el vallenato, es obligatorio contemplar una parranda en Valledupar, bajo la luz de la luna y refrescado por la brisa caribeña. Una de esas donde se canta alegre, se ríe al compás de las anécdotas, se aplaude la interpretación magistral de un acordeonero, acompañado por el repique de la caja y el brillo de la guacharaca; donde se sirve el whisky con estricta rigurosidad, se deleitan suculentos platos y se ve salir el sol al amanecer.

Para saber cómo nace una canción vallenata, toca conversar con un compositor como Moya Molina, que con frases sencillas, le ha regalado al folclor del Valle de Upar, más de trescientas composiciones. Muchas de ellas interpretadas por los cantantes más reconocidos del vallenato; otras aún inéditas, reposan en su inventario musical.

En los relatos del “Tocayo”, como cariñosamente lo llamo yo, vive gran parte de la historia de la música vallenata. En su memoria, perduran aún intactos los recuerdos y anécdotas, que muchas veces han quedado plasmados en canciones, que afloran espontáneamente en una tarde de brisa fresca.

*Taller de Opinión es un proyecto de
El Colombiano, EAFIT, U. de A. y UPB que busca abrir un espacio para la opinión
joven. Las ideas expresadas por los columnistas del Taller de Opinión son libres y de ellas son responsables sus autores. No comprometen el pensamiento editorial de El Colombiano, ni las universidades
e instituciones vinculadas con el proyecto.