Reservas temporales, ¿mientras qué?
No sé por qué tengo la sensación de que a los candidatos a alcaldías y gobernaciones del país cada vez más les va a importar menos el medio ambiente. Con la consigna de ejecutar, ejecutar y ejecutar o de construir, construir y construir para hacerse más populares con el cemento y no con las ideas, el relevo de alcaldes y gobernadores estará enmarcado en el desarrollo de proyectos de infraestructura que no tengan estudios serios de viabilidad ambiental o de reducción de riesgos, que garanticen el título de ciudades inteligentes o sostenibles.
Reconociendo que el conflicto y la corrupción nos ha llevado a un atraso de 50 años en infraestructura que responda a las necesidades colectivas (en unas ciudades más que en otras) la peligrosa frase de “echar cemento en el menor tiempo posible” se ha tomado la agenda programática de todas las campañas. No hay nada más peligroso que un candidato sin visión de largo plazo con recursos para palustres y murallas.
Como todos sabemos, los planes o esquemas de ordenamiento territorial no han resuelto los problemas y conflictos generados por la mala planificación. El enfrentamiento actual entre instrumentos de ordenación del territorio no hay quien los resuelva.
El duelo por la jerarquía (quién manda sobre quién) en el uso del suelo entre las áreas a conservar o las de alta amenaza por deslizamientos, avalanchas o inundaciones y las destinadas para vivienda, vías, minería, hidrocarburos, agricultura o ganadería no tiene fin.
Inclusive la expedición del decreto 1807 del 2014 para incorporar la gestión del riesgo en los planes de ordenamiento territorial, así como la identificación de amenazas, vulnerabilidades y riesgos en todos los municipios, ha empeorado el conflicto de poderes.
¿Quién tiene la razón? ¿Las áreas de riesgo identificadas mediante este decreto? ¿O las identificadas en la elaboración de los Pomcas ( Planes de Ordenación y Manejo de Cuencas)? que se suponen son las de máxima jerarquía. El conflicto más famoso por estas jerarquías es el enfrentamiento entre el alcalde Petro y el ministro de Vivienda por las áreas de protección o de expansión de la ciudad.
Si revisamos bien en casi todos los municipios del país se vive el mismo conflicto. La obligación de un alcalde por identificar las áreas de conservación, protección, recuperación o restauración ambiental de su territorio es subestimada, y mucho más si se trata de adelantar estudios serios de geotecnia para identificar los deslizamientos y avalanchas a los que estamos expuestos la mayoría de los colombianos que vivimos al lado de una montaña.
Sería muy interesante ver y analizar los estudios que actualmente se adelantan en tiempo récord para identificar dichas amenazas, su grado de exposición, vulnerabilidades y riesgos. Si por el lado de la identificación de las amenazas llueve, por el de la identificación de las áreas para conservar no escampa.
Por el otro lado, no tiene nombre que en Colombia, las áreas de conservación o áreas protegidas contra cualquier actividad humana, pertenecientes al Sistema Nacional de Áreas Protegidas sean ahora de carácter “temporal”. Esta semana fueron lanzadas a la opinión pública áreas de reserva “temporal” dizque para ponerle freno a la minería. Hasta donde tengo entendido la palabra “temporal” significa “que dura poco tiempo”. Es decir, ¿mientras se demoran entregando el permiso de sustracción de la reserva para actividades mineras o de hidrocarburos o mientras se declaran parques nacionales?
¿Cuál es la importancia que tiene esta figura para la protección de los bosques? Ninguna. Es temporal, precisamente. Es una noticia de Minambiente para alegrarnos o para preocuparnos. Esa noticia nadie la entiende. ¿Quién se inventó esa figura? La conservación es para siempre no para el mientras.
En resumen, los determinantes ambientales para la ordenación como las áreas de conservación siguen en riesgo, y las áreas de amenaza por fenómenos naturales siguen muy activas. Lo peor, es que a ningún candidato se le ocurre una salida.