Columnistas

Respeto, confianza y verdad

14 de mayo de 2018

El pasado marzo, por convocatoria asistimos a un encuentro con la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición. En el mismo participaron organizaciones sociales, comunitarias, académicas, empresariales, sindicatos y representantes de las fuerzas militares y de policía, entre otros. Y por la Comisión, cinco de sus principales miembros, entre ellos su presidente, sacerdote Francisco de Roux y tres estrechamente reconocidos y relacionados con Antioquia.

Por ser un tema sin antecedentes en el país y al mismo tiempo cultural y socialmente retador, eran naturales las expectativas frente al desarrollo de la reunión, sobre todo porque la agresión sin sentido en las diferencias frente a la búsqueda de la paz, permea hoy muchos de los ambientes de encuentro ciudadano. Pero resultó todo lo contrario.

Los asistentes fuimos recibidos por colectivos de víctimas, con música amable para un encuentro desprevenido, con relatos tristes pero al mismo tiempo épicos y con finales esperanzadores; con invitaciones a trabajar más colectivamente por un mejor país. En ninguna de las múltiples intervenciones se presentó una referencia intimidante o descalificadora de nadie en particular. Se habló de los contextos y los hechos. De las tragedias y de la invitación a su no repetición.

Sin duda contribuyeron decisivamente las sensatas opiniones de los Comisionados. Partiendo de un enfoque profundamente humano -de los asuntos que a cada uno inquietan para estar a la altura del encargo- , todos fueron enfáticos en que no puede ser la Comisión un medio de señalamientos, de recriminaciones, de pugnas; sino de verdades contextualizadas para que no se repitan 50 años de violencias que tanta deshumanización nos ha creado. ¿Qué nos pasó como sociedad? Esta es la pregunta superior que debe orientar el proceso ; y la verdad, la mejor reparación moral para quienes fueron los más afectados, no importando su origen, condición o género.

Saber escuchar y hacerlo respetuosamente, darle prioridad ante todo a la palabra y mirarnos unos a otros, van a ser condiciones fundamentales para responder tal pregunta. La Comisión en sus asuntos reglamentarios debe ser inmensamente cuidadosa de la forma y los medios para su desarrollo; ellos determinarán el resultado. A este propósito, y partiendo de que nada de lo humano puede ser ajeno al trabajo de la Comisión, deben contemplarse audiencias privadas o confidenciales. Muchas personas u organizaciones pueden querer colaborar siempre y cuando no sean cuestionadas en forma desproporcionada o innecesaria. Que su buen nombre no sea objeto de cadenas de maledicencia que tanto daño hacen a la comunicación en nuestro medio, hoy lleno de irrespetos y posverdades. Sentir temores en nuestro agresivo contexto, es apenas natural.

Cuando se haga el balance del trabajo de la Comisión, dos indicadores deben merecer la mayor atención de los colombianos: el primero, si aumentó el respeto entre nosotros; y el segundo, qué tanta confianza e interés construimos para trabajar juntos por un país donde, en la natural diferencia, exista el derecho a vivir sin miedo. Si el trabajo de la Comisión, y de quienes a ella quieren y deban asistir, se comporta con los principios y el ambiente del encuentro de marzo, creo que los resultados serán muy positivos.

Pd. Rodear en estos momentos a EPM, es un imperativo ciudadano.

*Presidente Proantioquia.