Retarnos como sociedad
La administración de la ciudad, bajo el liderazgo del Departamento Administrativo de Planeación – DAP – ha decidido enmarcar sus políticas públicas en la agenda mundial de Objetivos de Desarrollo Sostenible y plantear la discusión con metas al 2030. Algunas de ellas son innovadoras respecto a las metas-país recogidas en el Conpes 3918. Por ejemplo, en educación superior las metas nacionales están orientadas a cobertura, mientras que Medellín la complementa dándole preponderancia a que los estudiantes si se gradúen. En medio ambiente, la ciudad además de ponerse metas sobre emisiones de gases de efecto invernadero, agrega el indicador de concentración de PM 2.5, datos más pertinentes para nuestra situación.
Es una excelente noticia que Medellín sea pionera en la delimitación de una agenda urbana con indicadores específicos vinculados con problemas reales de la ciudad. Pero sobre esos indicadores debemos preguntarnos por dos condiciones mínimas: la primera, que tengan una línea de base -un punto de partida- bien claro. Y la segunda, que las metas sean alcanzables con los recursos de nuestro escenario fiscal de mediano plazo.
En cuanto a la primera, el DAP escogió 321 de un conjunto de 378 indicadores de desarrollo sostenible propuestos como relevantes. Los excluidos lo fueron por exceder las capacidades de la administración municipal (los indicadores relacionados con decisiones del nivel nacional y departamental y los asociados a vida submarina). De los escogidos, el 78 % tiene línea de base; la mayoría de los faltantes están relacionados con el medio ambiente y la sostenibilidad urbana. El reconocimiento de que hay temas sin datos suficientes, es una oportunidad para seguir fortaleciendo los sistemas de información, especialmente en materia de hábitat. Esta es una preocupación que ha estado en la agenda de Medellín Cómo Vamos en sus últimos informes de indicadores objetivos y en la cual, aunque la ciudad ha avanzado considerablemente en los últimos años, todavía nos queda un importante margen de mejora.
La segunda condición sobre qué tan logrables son las metas propuestas en los plazos corto (2020), mediano (2025) y largo (2030), las planteó inicialmente Planeación Municipal en articulación con las distintas secretarías y las sometió posteriormente a expertos que entregaron recomendaciones, algunas de ellas acogidas. En la plenaria de trabajo al respecto estuvieron cerca de 100 personas, pero la participación abierta a través de internet, donde cada ciudadano podía hacer tantas sugerencias como quisiera, no recogió un número significativo de propuestas. Debemos ayudar desde muy distintos frentes para que exista mayor participación de la ciudadanía y que haya una gran apropiación social de las mismas para que sea mayor la capacidad de influencia en las próximas tres alcaldías. Si no trabajamos con visión de largo plazo, nunca progresaremos lo suficiente para mejorar la calidad de vida en muchos campos críticos comunes a todos y en algunos relacionados con poblaciones vulnerables. No olvidemos que somos una de la ciudades más desiguales del país.
El próximo 19 de julio, el señor alcalde tendrá una reunión con la ciudadanía para hablar sobre los indicadores objetivos del informe de calidad de vida 2017, del programa Medellín Cómo Vamos. Será una excelente oportunidad para escucharlo y conocer la ruta que considera necesario recorrer si queremos alcanzar las metas que se proponen al 2030. Pasemos del cómo vamos al hacia dónde debemos ir.
* Presidente Proantioquia