Columnistas

¿Revolución tecnológica?

09 de septiembre de 2016

El gerente general de Agrofuturo señaló que “la nueva gran revolución que se viene en el agro es en tecnología”. Según él, “esta revolución va enfocada al manejo de la información, en la generación de redes y en el desarrollo de tecnología de la información”.

La idea de la revolución tecnológica en la agricultura, su alcance y sus implicaciones fueron debatidos en el Foro Económico Mundial realizado en Medellín hace un par de meses, lo que pone de relieve la pertinencia del tema.

En el Foro se indicó que, en materia tecnológica y de innovación, habrá transformaciones radicales en las actividades agropecuarias gracias a los desarrollos en áreas como la nanotecnología, la biotecnología, la internet, la maquinaria agrícola robotizada, la agricultura de precisión y la vida artificial.

La pregunta que surge es ¿cómo está preparado el sector agropecuario colombiano para hacer realidad dicha revolución?

Las cifras del Censo Nacional Agropecuario ayudan a dar una idea de la base sobre la cual se parte.

Según el Censo, únicamente el 9,6 por ciento de los agricultores accede al servicio de asistencia técnica. Asimismo, la gran mayoría de los productores agropecuarios (83 por ciento) no cuenta con maquinaria ni con infraestructura para la producción.

De otra parte, las comparaciones internacionales sobre la productividad de diversas actividades agrícolas y pecuarias indican que, en términos generales, la productividad en Colombia está muy por debajo de la de los correspondientes líderes mundiales.

Otros estudios encuentran que la gran mayoría de los agricultores del país no utiliza información de calidad para la toma de decisiones productivas, no acuden a los centros de investigación para actualizarse o adquirir nuevos conocimientos y no realizan mejoras tecnológicas regularmente.

Además, solo una cuarta parte de los productores recibe capacitación técnica y esta se refiere, primordialmente, a las actividades productivas del diario quehacer, como las técnicas de manejo de los cultivos y los animales. Finalmente, Colombia se caracteriza por el alto grado de atraso y obsolescencia del stock de tractores y maquinaria agrícola en general.

Según el estudio del Bid-Asti sobre la investigación agrícola en Latinoamérica, el país invierte en investigación una proporción que es inferior a la media de la región y, peor aún, está por debajo de la meta mínima que, según Naciones Unidas, una nación debe alcanzar.

Ello hace que se presente un gran déficit en materia de capacidades físicas (como los laboratorios) y de recurso humano especializado (investigadores de alto nivel de formación).

Infortunadamente, y como lo constata la evidencia citada, las políticas y las instituciones agrícolas que han prevalecido en Colombia durante las últimas décadas han creado un marco de incentivos poco proclive a la transformación y la modernización agrícolas.

En este tipo de ambiente no hay mayor estímulo para el avance tecnológico, la innovación y las mejoras productivas.

Así las cosas, de no corregirse las políticas y las instituciones, será muy difícil asentar las bases para que la agricultura colombiana saque provecho de la nueva revolución tecnológica y, por ende, esta no pasará de ser un sueño irrealizable.