Columnistas

¿SE ESTÁ DERRITIENDO LA ECONOMÍA?

14 de diciembre de 2014

En agosto, cuando se posesionó el presidente Santos, pensábamos que por cuenta de lo vivido durante la campaña, los siguientes cuatro años podrían ser difíciles en términos de gobernabilidad. Sin embargo, el buen comportamiento de la economía y en particular de la inversión, así como el hecho de que Colombia se destacara a nivel internacional como uno de los países de mayor crecimiento, nos daban cierta tranquilidad e incluso llegamos a creernos el cuento, a pesar de las advertencias, de que el país estaba blindado ante cualquier perturbación internacional.

El cimbronazo llegó rápidamente, el sueño se desvaneció y el pesimismo se impuso. Y, no sin razón. La caída vertiginosa del precio del petróleo y su impacto sobre las finanzas públicas, la reforma tributaria con todos sus sinsabores e interrogantes, el aumento del precio del dólar que pareciera no tener fin, el desplome de los precios de las acciones y los nubarrones que se ciernen sobre la inversión hacen que a tan solo dos semanas de terminarse el año no sea posible leer fácilmente cómo será el 2015, y mucho menos los años posteriores.

No obstante, si bien no estamos en el paraíso tampoco estamos frente a una debacle y, más aún, estamos lejos de lo sucedido en 1999 cuando la economía decreció 4,2%. Claramente, la caída del precio del petróleo y la reforma tributaria van a impactar el crecimiento económico, pero la pregunta que hay que hacerse es en cuánto, y si existen fuentes alternativas de crecimiento que pudieran mitigar los impactos negativos previstos.

Con respecto a la primera inquietud, según un modelo desarrollado por el Fondo Monetario Internacional, la reducción de US$10 en el precio del petróleo genera un impacto negativo en el crecimiento económico de 0,5 % en seis meses. De igual forma Fedesarrollo, en un estudio reciente sobre el impacto de la reforma tributaria aprobada en segundo debate esta semana, estima que por cuenta de la misma, el crecimiento se reducirá 0,5 % en promedio por año, con un efecto mayor, de 1,6 % en 2015.

De otra parte, por el lado positivo, el dinamismo previsto para el sector de la construcción en los próximos años será el gran catalizador que permita compensar los impactos negativos mencionados. Aquí, la incertidumbre está en la disponibilidad de los recursos, dada la situación de las finanzas públicas, para que efectivamente se puedan desarrollar las obras planeadas.

Positivo es también el buen comportamiento del café y el impacto que sobre el consumo interno produce el mayor ingreso cafetero. Así mismo, la devaluación actúa favorablemente sobre algunas exportaciones.

Así, la respuesta a la pregunta de si la economía se está derritiendo es no. En el neto, lo más probable, si los precios del petróleo y el dólar se estabilizan, es que el crecimiento económico en 2015 se ubique, como estiman los analistas, entre 3,5 % y 3,8 %, un punto porcentual por debajo del 4,7 % previsto para 2014.

El menor crecimiento le cuesta al país en años de desarrollo económico, y aunque es imposible en un mundo globalizado aislarse de los choques externos, sí es posible planear mejor y utilizar los recursos finitos de las bonanzas para transformar la economía y reducir la dependencia de los mismos. Esta tarea está pendiente.