Columnistas

¿Sequía de la razón?

24 de abril de 2018

La semana pasada, Salomón Kalmanovitz y Mauricio García, dos destacados columnistas liberales, manifestaron que a veces sentían deseos de retirarse de la discusión pública porque perciben que los argumentos fundados en razones e investigación empírica, no están sirviendo en una sociedad que cada vez más construye sus opiniones siguiendo las posverdades creadas en las páginas de Facebook, Youtube y Twitter.

Los colombianos compran más libros pero leen cada vez menos, y como lo revelaron las últimas pruebas PISA, el 43 % de los jóvenes colombianos que lleva diez años en el sistema educativo no entiende lo que lee. El desinterés por lo que publican columnistas, que a la vez son reconocidos profesores universitarios e investigadores, contrasta con el interés por leer diez palabras de un Tweet de cualquiera de los J.J. Rendones, Kardashians, Uribes, Petros o Pachos-Santos. Es este un nuevo criterio de fundamentación de argumentos.

Otro es simbolizado por las actitudes agresivas y violentas de algunos líderes políticos. A los colombianos, que nos creemos tan machos, nos apasiona ver, por ejemplo en el Congreso, a nuestro máximo líder increpando e insultando a un parlamentario que lo cuestiona. ¡Esa es la actitud! aclama la fanaticada vociferante. Ese 43 % que no entiende lo que lee.

De esta situación, y a pesar de los problemas que enredan la paz, no debe resultar la “sequía de la razón”. Frente al razonado escepticismo de los columnistas mencionados, la filosofía debe llamar a filas. No a las armas, aclaro. Para los filósofos colombianos, la razón es nuestro tema y preocupación y la filosofía debe dar luces y orientaciones, avanzando desde la oscuridad de la caverna -del mito de Platón-, hasta la luz del sol, -justicia, verdad-. Si el filósofo está dispuesto a hacerse cargo de la dirección política, dijo Platón, debe regresar a la caverna: debe retornar desde la luz del sol hasta el mundo de las sombras. Así que para la filosofía no puede haber “sequía de la razón”.

Un ejemplo de esto lo viví el viernes pasado en el Centro de Estudios Filosóficos de la Pontificia Universidad Católica del Perú, que organizó un evento denominado “La Noche de la Filosofía”, programa filosófico creado por la filósofa y dramaturga francesa Mériam Korichi, en París, en el año 2010, y que ha sido replicado en muchas ciudades. Desde las 5 p. m. hasta las 5 a. m. un centenar de filósofos, teatreros, arquitectos, artistas, hablaron, actuaron y realizaron performances frente a un público de casi quinientas personas.

Perú está atravesada por la corrupción e inmoralidad de la clase política y la sociedad está completamente desencantada de la democracia. Sin embargo, hay una sociedad civil activa en las calles, teatros, parques. Las mujeres reclaman sus derechos de manera creativa como la artista Natalia Iguiñiz, los indígenas exigen los derechos ancestrales a sus tierras como un reclamo ecológico. Y los intelectuales, dijo el filósofo Miguel Giusti, apelan a redefinir la política desde el amor. Mas allá de la solidaridad, el amor, ¿cómo? En Google encuentran: La noche de la filosofía.