Será esperar al próximo Presidente
La semana pasada se publicó el último informe del Consejo Privado de Competitividad. Un estudio serio que se realiza desde hace 11 años y cuyas recomendaciones son seguidas de cerca por el sector público y por quienes toman decisiones en él. A pesar de esto, y de los buenos análisis allí planteados, en honor a la verdad, son pocas las recomendaciones que las instituciones públicas aplican. No debería ser así. Basta con leer este informe para entrever las realidades de nuestro país, y entender que la falta de fortaleza institucional y la corrupción, se reflejan, queramos o no, en nuestros niveles de competitividad. Todos estos aspectos, son claves en el engranaje de las dificultades que nos aquejan como país. Mientras en el país campee la corrupción, y cuente con un sistema de justicia que genera desconfianza, la eficiencia del Estado siempre estará cuestionada y, por ende, será este el tema que cope la agenda pública. Lo grave es que con este panorama, asuntos como la innovación quedarán siempre relegados en la escala del presupuesto nacional.
Para 2018 el presupuesto de Colciencias es el penúltimo de toda la lista de instituciones del Estado, superando solo al de la agencia de seguridad. Este desgano por la CTi nos ha llevado a que ocupemos el puesto número 9, entre 14 países latinoamericanos, invirtiendo solo 0,25 % del PIB en Investigación y Desarrollo. Para hacernos una idea de lo bajo de nuestros presupuestos, basta con decir que Brasil invierte el 1,15 % de su PIB. En materia de investigadores, según el informe del Consejo de Competitividad, en los últimos siete años hemos reducido el número de investigadores en 25 %, mientras el promedio en Latinoamérica crece al 37 %, y en el mismo período Ecuador multiplicó por 6 sus investigadores. A pesar de que cada día producimos más artículos indexados somos uno de los países con menos nivel de co-citaciones, palabras más, palabras menos, esto quiere decir que lo que escribimos allí no es de interés o de relevancia para la comunidad científica mundial. En materia de patentes la realidad puede ser un poco diferente, a pesar de que no somos los que más solicitamos patentes, nuestras tasas de concesión son las segundas más altas en Latinoamérica. Esto es, nuestros investigadores cuando se inspiran en las necesidades del mercado y se atreven a desarrollar conocimiento este termina en novedad para convertirse en una patente de invención o modelo de utilidad.
Para rematar el negativo panorama, de las 17 recomendaciones del Consejo de Competitividad 10 no se han cumplido, seis tienen avances relativos y solo una ha avanzado correctamente. Será esperar al próximo presidente para que le dé la importancia a la CTi. Pues al actual, solo la carta firmada por más de 10 premios Nobel logró convencerlo, a medias, de la importancia de incrementar el presupuesto de Colciencias. Con todo y esto, quedó por debajo del alcanzado en 2017.
Mientras el país va mal en CTi, el viernes pasado, al Comité Universidad-Empresa-Estado, llegó una muy buena noticia para Medellín, la inversión alcanzó el 1,82 % de nuestro PIB local. Me alegra que el Pacto por la Innovación esté dando los frutos que en su momento planeamos. La consistencia, tanto en las estrategias de CTi, como en todos los procesos estatales, es vital para tener resultados.