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SINALOA, LA VIOLENCIA NO DEJA VER LA INNOVACIÓN

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04 de octubre de 2016

La semana pasada tuve la oportunidad de visitar Culiacán, en Sinaloa. Estuve allí invitado como ponente del foro de Innovación organizado por Codesin –Consejo para el Desarrollo Económico de Sinaloa-, el cual aglutina diferentes empresarios de la región. Es imposible estar hoy en esta ciudad sin traer a la memoria la Medellín de los años 90. A pesar de que los indicadores de homicidios y narcotráfico de Culiacán, impactan bastante, no se comparan con los de Medellín de la época. Sus habitantes, como nosotros en su momento, están sumidos en una mirada unidimensional concentrada, desde los medios, en la violencia. Al llegar, en la madrugada hubo un ataque de sicarios a un grupo de militares asesinando seis de ellos e hiriendo a diez. Como era de esperarse, alrededor de la mitad de los medios, que cubrían el evento de Innovación para el futuro de la ciudad, fueron enviados a cubrir la noticia del ataque.

Durante el foro los periodistas comentaban lo lamentable del acto violento y se generó una discusión sobre el papel de los medios y si las agendas de noticias únicamente debían estar cubiertas por las noticias negativas, sin dejar espacio para otras cosas que sucedían positivas y que, vistas en perspectiva, siempre son más numerosas. La realidad es que los paralelismos son inevitables, y esa discusión era muy similar a la que se daba en Medellín hasta hace algunos años.

Culiacán, de manera decidida, está buscando salidas que les permita disminuir la corrupción y las altas tasas de homicidios asociados al narcotráfico. Con un tejido institucional que quiere enfrentar el problema pero en el que a leguas se siente todavía la desconfianza de los actores. Definitivamente la violencia los sume en el miedo y la desconfianza les impone barreras para superar este complejo problema conjuntamente.

El plan es hacer de Sinaloa la quinta región más innovadora de México antes del 2035. Con este objetivo, quieren trabajar en una economía del conocimiento que agregue valor a sus productos agropecuarios, pero también una sociedad del conocimiento que utilice sus capacidades para resolver los problemas más apremiantes de la región.

Hoy día, no invierten más del 0,25 % de su PIB en Actividades de ciencia y tecnología. De este, el sector público invierte más del 70 %. Quieren dar el gran salto de 500 investigadores por millón de habitantes a 5.000 en el 2035 y el 85 % deberá estar en las áreas estratégicas de la región. Pasarán de 20 a 50 centros de investigación. Solo 96 empresas de una base de 9.684 están registradas como innovadoras y esperan llegar al 5 % de la base empresarial gestionando la innovación.

En fin, un muy buen plan, claro, con metas y grandes ilusiones. Ojalá la violencia no apague la llama de todas estas buenas intenciones y esfuerzos. Una región hermosa que de alguna forma tiene ya muchos espejos, y que no quiere repetir el camino de Medellín en los años 90.