Columnistas

¡Sinceridad por dios¡

02 de agosto de 2015

Gran polémica ha generado entre los sectores económicos el anuncio del Sr. presidente Juan Manuel Santos en reducir, para el año 2030, el 20 % de nuestras emisiones de gases efecto invernadero -GEI-. Después de convivir muchísimos años sin que se nos exija un compromiso real para reducir el calentamiento global, al país le llegó el momento de la verdad. No porque quiera sino porque le toca.

Como es obvio, alcanzar este compromiso genera impactos en las metas de crecimiento y desempleo deseados. Pero hace aproximadamente siete años a nivel doméstico, dicha meta ya se venía anunciando. Por eso, para evitar la migraña deben tomar pastillas de sinceridad.

Siempre es mejor decir la verdad y no mantener un discurso en doble vía. Por un lado se dice que el compromiso de país es proteger los bosques y la biodiversidad, y por el otro se siguen otorgando más títulos, permisos y licencias ambientales para la destrucción de los mismos. Por el bien de Colombia, ese discurso debe desaparecer. Ya nadie lo cree.

Para el cumplimiento se debe partir de una circunstancia nacional clara para todos. Si actualmente la prioridad es la minería, los hidrocarburos y agricultura extensiva en las áreas de reserva natural del país, pues es importante que se diga, así sabremos cuánto va a aumentar la deforestación por el desarrollo de dicha actividad y por la dinámica de la fuente de emisión misma. Se debe entender que la incertidumbre en la información es el principal enemigo para el cumplimiento de la meta.

Precisamente, en la protección y gestión de los bosques y suelos está la oportunidad de alcanzar este objetivo nacional del 20 %, sin afectar la competividad económica ni el desempleo nacional. El aporte del país creció al 0,46 % del total global, y todos tenemos la gran responsabilidad en torcer y desviar hacia abajo dicho aumento. Nuevamente, el Sr. presidente decide.

¿Qué implica todo esto? Que la economía nacional y los hábitos de los colombianos deben entrar en un proceso de adaptación y ajuste. Lo decía el Sr. presidente Santos al llamar la atención de los ministros de Agricultura, Minas y Energía, Vivienda y Transporte, sobre el gran reto que tienen de proteger el medio ambiente. Pero ¿cómo le harán caso? ¿Cuáles serán sus compromisos? ¿Cómo van a mejorar la eficiencia de sus procesos? Esta meta no es de ambientalistas sino de los que han sacado provecho de la naturaleza durante la historia.

¿Cómo hacerlo? Pues adaptando las transferencias de recursos al mejoramiento de la eficiencia en los procesos, aprovechando y capturando las fugas de gases contaminantes a la atmósfera, adaptando el transporte de combustible fósil a eléctrico, insertando la energía eólica y solar, reduciendo la vulnerabilidad de las centrales hidroeléctricas a los largos periodos extremos secos, mejorando la eficiencia de las tierras para la ganadería, pastos y agricultura, reduciendo y sustituyendo fertilizantes que aportan al calentamiento, apoyando financieramente el manejo eficiente de residuos, con cooperación internacional levantar los proyectos de reciclaje y captura de metano en rellenos sanitarios y plantas de tratamiento de aguas residuales, protegiendo de manera definitiva los bosques que nos quedan, porque son ellos los que capturan de manera natural y gratis dichas emisiones. Este compromiso será el indicador que mida su verdadera responsabilidad social.

Es hacer la transición de nuestra economía hacia lo que verdaderamente posee Colombia. Sacarle el beneficio de los servicios que ofrecen nuestros bosques tropicales. Es frenar la deforestación ilegal y frenar los permisos de aprovechamiento forestal para actividades que en el largo plazo no ofrecen ningún crecimiento.

Queramos o no, debemos cumplir la meta. Es el momento de sincerarnos. Todos los países lo han hecho. No podemos quedarnos en pataletas internas de adolescente. Aunque no veamos los caminos, existen muchos ya trazados por los otros. La transferencia de conocimiento y tecnología internacional deberá ser exigida para su ejecución. Colombia deberá preparar su institucionalidad e identificar su portafolio de proyectos y medidas para el cumplimiento.