Columnistas

SOBRE CAMBIOS DE CLIMA

09 de junio de 2018

Estación Sol y Sombra, que tendría que ver con tendidos taurinos, bares donde las picadas traen trocitos de criadillas, arenas en las que un animal se lleva de un extremo a otro, gente que se asolea bajo una sombrilla y mucho que ver con la conveniencia, que es la búsqueda del mejor lugar de manera temporal, mientras se cambia (valga la metáfora) de mano, de capote a espada, de rejoneo a banderillas, de rosa a azul claro, según sea el torero, el banderillero y el picador, incluyendo incluso enanos para más emoción de la concurrencia. Pero sobre esto de moverse a tiempo, de sol a sombra, en este caso, no tiene que ver con el toreo en sí (el día contra la noche) sino con la cotidianidad emocional que se vive, que toca con sobresaltos y copiarle al contrario, ser de una manera y parecer de otra, borrar memorias y como pasa con el Guasón frente a Batman, dar la sensación de sonreír.

En los tiempos que nos toca, los que buscan arrimadero son una constante. Pasa en los trabajos donde no se está seguro, en los estados de soltería crítica, en la pérdida de credibilidad y las estrategias de espera mientras hay reordenamiento, cuando llueve a cántaros y bajo los paraguas se ven más de los que caben, en los puestos de los buses y donde se pierden los argumentos y se reemplazan con fábulas, en fin, ante lo que pasa (que es un movimiento desmesurado), la conveniencia (lo que lleva a una extraña teatralidad) se sitúa delante de las ideologías (que ya resultan negociables o traicionadas), de la realidad que está en veremos y se explica por las ramas, y de cualquier moral.

Desde el punto de vista de lo que pasa (migraciones de gente, valores, pensamiento e intereses), la conveniencia se ha ido convirtiendo en una especie de as en la manga, en la última jugada. Y en este punto se traicionan formas de ver el mundo, maneras de hacer política, creencias fundamentales, verdades científicas, nacionalismos y hasta cuerpos, que ya no son los originales sino copias de otros, que en la conveniencia (en la caída de la palabra) lo que importa es la fantasía y el interés propio que desconoce lo necesario y asume lo aparente.

Y en eso que no es la conveniencia en sí (que sería lo ideal para no fallar), aparece la conveniencia que, en los términos actuales, es codicia desmesurada.

Acotación: de los pecados capitales, llamados así porque son los que acaban con la humanidad de cualquiera, la actual conveniencia contiene: gula, avaricia, lujuria (en mal estado), soberbia, ira, envidia y pereza. Total, no es conveniente esta conveniencia de ir a sol y sombra bailando mal y puyando como no es. Cambios climáticos así, no dejan prosperar.