SOBRE EL SISTEMA
Estación Silicio, en honor a la primera computadora que ya se presagiaba como ídolo y señor de las bases de datos que tienen que ver con el Big Brother (los controles objetivos) y los millones de operaciones con números binarios (donde curiosa y simbólicamente vamos del 0 al 1 y viceversa). Y en la que se amontonan chips, asuntos clonados, hackers que navegan como piratas y corsarios y en ocasiones como marines, pues el sistema, esto que conformaría un sexto continente (el ciberespacio) no solo es un asunto de cables, discos duros, puntos de soldadura, trabajos de robots, memorias sin subjetividad y juegos virtuales que alienan, sino también un campo en el que se gana y pierden espacios, se alteran informaciones y se espía libremente, como en los tiempos más crudos de la guerra fría, cuando la vigilancia mutua era el objetivo. Y en ese sistema, que juega con la credulidad y se fundamenta en ella, los receptores son hombres de fe alambrada, pasan cosas y bueno...
El sistema, nacido de la manera como conocemos y entendemos el funcionamiento de la naturaleza (conocer y entender son límites) y de la lógica como pensábamos cuando nos valíamos de nosotros, se basa en conceptos definidos (más límites), probabilidades en el tiempo (visiones, sueños, delirios, deseos), ajustes a la realidad (lo que es posible si se investiga bien) y en prácticas para que se mantenga un orden y un control. Y esa información, que está interconectada y es interdependiente, se mueve por entre modelos matemáticos, resultados positivos esperados (la programación es un actuar con base en lo que ya se sabe que “necesariamente” pasa), mantenimientos permanentes y fallas que no solo alertan sino que paran el sistema. Pues este tiene un problema: no piensa, solo actúa.
El sistema, que no es subjetivo sino programado, que no contiene realidad sino respuestas a unos datos fríos que se ingresan, que almacena sin cuestionarse, nos ha servido para acumular información, obtener respuestas de manera rápida (la calidad de la respuesta es cuestionable) y responder con cifras y espacios cerrados, lo que impide cualquier elasticidad y obliga a que todo sea una camisa de fuerza, un hecho incuestionable, un tiempo detenido y un mundo estático, pues el sistema funciona con base en el pasado y responde al presente con lo que sabe y no con lo que hay que saber, que es esto que nos confronta y cuestiona, la variable que aparece y desmonta paradigmas. La vida fluye, pero el sistema es incapaz de fluir con ella. Es un mundo feliz como el de Aldous Huxley. Triste.
Acotación: Es obvio que el sistema agiliza operaciones simples, ingresa en cuadros generales las particularidades (como pasa en medicina), da respuestas rápidas siempre y cuando no sean complejas y permite almacenar mucha información. Pero nunca responde un por qué ni entiende variables no memorizadas. Y acaba con la vocación de servicio. El sistema es un nuevo Sísifo. Y si falla, nadie responde .