Columnistas

SOBRE LA DENSIDAD URBANA

29 de noviembre de 2014

Estación Montonera, que nada tiene que ver con los grupos subversivos de la izquierda peronista en Argentina, sino con la aglomeración de sitios diversos, el amontone de vivienda, la falta de espacio público, la sensación de ahogo, la pérdida del paisaje, el ruido creciente, la neurosis ciudadana, el espacio reducido, la contaminación continua (la móvil y la estática), el sinnúmero de leyes que permiten tanta trampa, la sensación de basura permanente, en fin, con la densidad a que se ve sujeto el suelo cuando se construye en desorden y de manera acelerada, se permite que circulen más vehículos por menos vías y no hay control ninguno de población que llega. Y aquí, en este sancocho al que no paran de echarle cosas, la gente va perdiendo su condición decente y gana mucho en agresión, desencanto y fatiga para todo lo que hace. Y es que lo denso, que se refiere a la cantidad de masa dentro de un determinado volumen, cuando crece sin espacio solo crea problemas.

Hay ciudades que se organizan para ser habitables y evitan la densificación, o al menos la controlan, para no generar problemas y evitar un mal final (es lo que se hace ahora en Buenos Aires). Pero hay otras que no paran de crecer y rellenarse y, desbordadas, se convierten en pandemonios hasta que revientan o se convierten en una superficie cubierta por una masa informe y maloliente (como pasa con Kinshasa) en la que se crían las pandemias y escasean los servicios públicos, aumenta la delincuencia y se pierde toda noción de humanidad. Y nada qué hacer cuando se llega a este punto, pues la ciudad deja de existir como espacio seguro y carente ya de oportunidades para el crecimiento y el desarrollo, simplemente se desbarata y se pudre. Y los que están ahí, ya ni se sabe qué son.

Medellín, que se publicita como la mejor ciudad para vivir (esto suena a burla) acredita una gran densificación en desorden, producto de la especulación sobre el precio de la tierra y de una planeación deficiente sobre la creación de territorio (parte construible del suelo) que desconoce el urbanismo necesario (vías, parques, plazas, espacios públicos) para que se pueda construir de manera ordenada y acorde a las compensaciones urbanas necesarias (satisfacción cercana de necesidades básicas) y así se pueda habitar bien en un lugar. Y en esta densificación, que considera poco que a más cosas en un mismo sitio las posibilidades de aplastarse son muchas, la ciudad se estrecha, la movilidad se ralentiza y la locura crece.

Acotación: El tope es un término que indica hasta dónde puede llegar algo. Pasado el tope, se entra en crisis. O sea que el tope es la cantidad de densidad proporcional al espacio que se ocupa, permitiendo que la masa no se una y deje espacios libres. Lo que no sé es qué tope se calcule en esta ciudad donde la desmesura es una constante. Siendo la desmesura la salida de la medida.