Columnistas

Sobre la OEA

08 de mayo de 2017

En 1889 en Washington se llevó a cabo la Primera Conferencia Americana que creó una red de instituciones y disposiciones conocida hoy en día como “Sistema Interamericano”. De allí surgió en 1948 la Organización de Estados Americanos, conocida como la OEA, el sistema internacional más antiguo del mundo. Luego de cuatro enmiendas al tratado original, hoy en día está compuesta por 35 Estados Independientes de América Latina, 69 Estados Observadores, además de la Unión Europea.

El propósito de la OEA está consagrado en el artículo 1 de la Carta de la OEA “fue fundada con el objetivo de lograr en Estados Miembros un orden de paz y de justicia, fomentar su solidaridad, robustecer su colaboración y defender su soberanía, su integridad territorial y su independencia”.

A grandes rasgos lo previsto en la Carta de la OEA dispone un sistema mediante el cual los gobiernos de los Estados Miembros unan esfuerzos a fin de cooperar entre todos para el desarrollo de la región en cuanto a temas sociales, políticos y económicos. La carta prevé la protección de derechos inalienables e intrínsecos del ser humano, fundamentales para la estabilidad de la democracia, la paz y la justicia. Además contempla la protección y desarrollo de temas económicos, que impulsen la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos.

En su estructura tiene un Secretario General, quien en este momento es el ex canciller de Uruguay Luis Almagro, elegido por la Asamblea General para un período de cinco años. No puede ser reelegido más de una vez y su sucesor no puede ser de su misma nacionalidad. Su cargo apoya, estructura y coordina relaciones entre Estados Miembros, entre otras funciones. En la Asamblea General el Secretario General participa con voz, pero sin voto, y tal como lo estipula la Carta de la OEA puede dirigir la atención hacia asuntos que considere de importancia o urgencia.

La OEA cuenta con distintos comités que tratan temas específicos. Entre ellos está el Comité Jurídico y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. El Comité Jurídico es el principal asesor en temas jurídicos y de codificación e integración internacional. La Comisión Interamericana se encarga de la promoción y protección de los derechos humanos. La comisión realiza audiencias públicas en las que pueden participar organizaciones civiles que tengan temas de derechos humanos que consideren importante discutir. Este año las audiencias públicas se llevarán a cabo en Buenos Aires del 24 al 26 de mayo. La Comisión está integrada por siete países que ejercen funciones durante cuatro años.

Considerando la precariedad de los derechos humanos en la región, problemas sociales como la pobreza, la violencia y las enormes brechas que hay en materia de servicios, educación y acceso a la justicia, el sistema de integración, colaboración y participación de sus Estados Miembros es fundamental para el desarrollo de América Latina. La OEA cumple con una función de observación y protección de la institucionalidad, la democracia y las libertades individuales de Estados Miembros.

Lastimosamente, en la práctica las cosas son distintas. Si bien su labor es ciertos aspectos incuestionables, en muchos casos termina fungiendo más bien como un club de gobiernos, en los que se defienden más los intereses políticos de quienes están en el poder que los verdaderos intereses de los ciudadanos.

En el caso venezolano, el inmenso poder económico que la renta petrolera le dio a Hugo Chávez le dio un poder enorme dentro de la OEA. Durante décadas las voces de los ciudadanos no se escucharon, y cuando por fin comenzaron a escucharse se silenciaban rápidamente, hasta que Luis Almagro abogó por los venezolanos. La diplomacia ha demostrado en papel tener ganas de proteger, pero en la práctica parece aún viciada de los mismos males que aquejan internamente la política a nuestros países.

El problema es que los ciudadanos no conocemos los sistemas internacionales, no tenemos ni idea para qué sirven y qué garantías y derechos tenemos con base a ellos.

Suele parecernos que estos organismos no sirven de mucho, pero estamos equivocados. Una vez que la comunidad internacional se centra sobre un tema es mucho lo que puede hacer para cambiar el destino de un país. Nuestro deber como ciudadanos es enterarnos de qué se puede hacer y cómo, y exigir en todas las instancias posibles. La OEA no es de nuestros gobiernos, es de los ciudadanos.

(Información tomada de: oas.org/es)