Columnistas

SOBRE LAS IMPRESIONES DE MOLINARI

23 de julio de 2016

Estación Estampita, con figuras católicas y otras no, muy abundante en vitrinas en las que se ofrecen imágenes de todas las advocaciones, desde San Judas Tadeo, que da trabajo, hasta figuras del hinduismo, como Krishna, que en unas es azul y el otras muy colorado. Y recurriendo a una o varias estampitas, se ven personajes de todos los tipos: ancianas que piden a Santa Marta, que resuelve imposibles; muchachas que miran al ánima sola (imagen que crearon en la cacharrería la Campana) y a la Virgen del Carmen para sacar gente del purgatorio; enredados que compran a María Auxiliadora que sacó náufragos cristianos de ese mar embravecido que fue la batalla de Lepanto; hombres que llevan la de San José cargando al niño (imagen que dicen es de origen jesuítico) y es patrono de la buena muerte; parejas que miran la mejor Santa Ana, que da casa; solteras que escogen un San Antonio para lograr novio y encontrar cosas perdidas etc. Y al lado de las imágenes, se ofrecen velas y velones.

Toda esta imaginería impresa, que es múltiple y contiene a San Pancracio (que da plata y tiene en su mano la palma del martirio), llegó en buena parte a finales del siglo XIX y principios del XX desde los talleres de un hombre apellidado Molinari (supongo que impresor en Italia y España). Y así las imágenes atravesaron el mar, habitaron bodegas, se exhibieron en vitrinas y al fin llegaron a los altares caseros, donde se las iluminó y rezó para salir de necesidades, sustos, evitar que llegara gente mala a la casa (la de San Ignacio de Loyola, con un letrerito: al demonio, no entres) y librarse de los malos vecinos, para lo que servía la estampita de San Benito. Y bien que mal, unas hicieron pequeños milagros, sostuvieron la religión en la casa, adornaron paredes y hasta se llevaron en los bolsillos y carteras, por si...

Que la gente crea en estas advocaciones (que algunos llaman religiosidad popular) y centre sus esperanzas en ellas, tiene como causa el desorden social que se vive en América Latina, donde lo que no hacen los gobiernos lo ejecuta la solidaridad de gente movida por sus creencias. Y uno se pregunta ¿qué sería de estas tierras sin esas imágenes, que al menos no son modelo de corrupción ni delirio, que unen a hombres, mujeres y niños y los llevan a plantearse un camino (lo que les dicen las oraciones) y confían en que algo bueno les sucederá si están unidos? Y algunos dirán que esto es ignorancia y clericalismo, que por eso es que estamos atrasados y cosas así son las que evitan el progreso. Y bueno, entonces ¿de qué pegarse cuando el Estado no cumple su tarea, la política es una burla y la vida es un azar?

Acotación: Hablando con Ronny Vayda, el escultor, recordábamos las imágenes de Molinari, en las que había una de un hombre al que se lo estaba llevando el diablo mientras un ángel lloraba. Esas imágenes barrocas, que miran al cielo y hacen gestos con las manos, son parte de la gente y de un país en el que los miedos abundan.