SOS
El trece de abril la señora Juliana Velasco Gregory, Delegada Intersectorial 9 adscrita a la Contraloría General, profirió el Auto N°. MC061 de 2021 dentro de las diligencias adelantadas por el presunto detrimento patrimonial sufrido por Hidroituango, y decretó medidas cautelares contra la empresa Integral S. A. consistentes en el embargo y/o retención de todos sus bienes. Tal decisión, aparte del malestar por la innecesaria y desproporcionada intervención observada –que supone para los funcionarios del ente de control responsabilidad penal, administrativa y disciplinaria–, pone al borde del colapso a esa firma; además, lo que es todavía más preocupante, expone al Proyecto a una inminente parálisis y compromete de forma muy seria el futuro energético del país, con el consiguiente colapso económico y la amenaza de un nuevo apagón.
Desde luego, aquí no se pretende discutir si los diseños de la represa eran o no los correctos o si Integral S. A. tiene o no responsabilidad en el colapso de Hidroituango, porque ello debe ser materia de un debate objetivo que apenas se inicia y, ojalá, al final, brille la verdad previa realización de investigaciones serias e imparciales, no teñidas por la pasión, el odio político y la ceguera. Sin embargo, se debe decir que cuando se emite una providencia que adopta medidas tan drásticas, se quedan en el vacío muchos esfuerzos e ilusiones de visionarios (recuérdese al ingeniero José Tejada Sáenz, fundador y gerente de Integral) que solo han contribuido al desarrollo del país, y, por supuesto, se frustran muchas familias de hombres laboriosos y con formación excelsa que dependen de esta empresa.
Con ello, pues, se tira por la borda un gran esfuerzo corporativo de casi setenta años que ha hecho aportes muy importantes en materia de diseño e interventoría. Se da al traste, recuérdese, con la actividad de expertos en diversas especialidades: geología, geotécnica e ingeniería sísmica; estudios y gestión ambiental; sistema de información geográfica; gestión de riesgos y valoración de activos, arquitectura y desarrollo urbano; planeamiento energético y evaluación de proyectos; vías y transporte; perforaciones y laboratorio de materiales y, en fin, estructuras, ingeniería mecánica, eléctrica y electrónica. Incluso, se olvida que fruto de esa labor honesta y socialmente responsable son obras –entre otras– como las realizadas en las centrales de energía de Guatapé I y II, Río Grande I y II, EEPP San Carlos I y II; en esta última, recuérdese, se realizaron importantes innovaciones en los diseños y en sus cavernas. Súmense a ellas los proyectos de infraestructura del Metrocable, el Metro de Medellín, Parques del Río, el Túnel del Toyo, etc., y, en fin, plurales ejecutorias en el exterior.
En ese contexto se inserta el proyecto hidroeléctrico Hidroituango que es, tal vez, el trabajo de ingeniería más grande del país llamado a generar el 17 por ciento de la energía requerida; una megaobra diseñada para realizar trabajos necesarios en los municipios del área de influencia como el cubrimiento en materia de energía, vías de comunicación, etc.; incluso, con ella se busca generar regalías a esos entes y convertir a ese lugar en un polo de desarrollo turístico –similar a Guatavita y Guatapé–, para fomentar muchos empleos y abrir importantes espacios de esparcimiento. Como es obvio, cuando se hagan las evaluaciones correspondientes no se podrá olvidar que en el Proyecto, como en cualquier construcción civil –a pesar de realizarse estudios de suelos y ambientales a lo largo de tantos años de diseños– también han injerido fenómenos de la naturaleza porque el globo terráqueo se mueve en forma constante (como lo pueden ratificar los estudiosos), máxime si se manejan tan elevados volúmenes de agua que, a pesar de los análisis hidráulicos, no alcanzaron a cobijar la multiplicidad de imprevistos presentados.
En fin, escuchar a los mejores expertos en la materia es necesario para que brille la justicia y no se cometan más tropelías; por eso nuestro urgente y muy sentido llamado dominical