Tic y comercialización
Una de las grandes barreras que por años ha frenado el desarrollo de la agricultura colombiana ha sido la estructura de comercialización de los bienes agropecuarios.
Es conocido que una parte importante de la producción nacional se comercializa a través de canales tradicionales que implican una cadena de intermediarios que terminan encareciendo el producto para el consumidor final y limitan las ganancias de los agricultores, especialmente de los pequeños productores.
También es conocido que las centrales de abasto se han convertido en estructuras oligopsónicas que, al ejercer su poder de mercado en las compras a los productores agropecuarios, no favorecen los intereses de estos ni los de los consumidores.
La transformación más reciente que se ha dado en la comercialización agropecuaria es la presencia de las grandes superficies y cadenas de supermercados que han generado, a través de las compras directas a los agricultores, un vínculo más directo con estos, favoreciéndoles en términos de mejores precios y condiciones de compra.
De igual manera, el desarrollo de la agroindustria ha permitido que, en algunos casos, se establezcan compromisos de compra con los productores agropecuarios, que en muchas ocasiones van de la mano del apoyo a través de servicios de asistencia técnica y de la formación empresarial de los agricultores.
Sin embargo, en Colombia todavía prevalece la posición de quienes creen que la solución es el establecimiento de centros de acopio en las regiones productoras y no la creación de mercados regionales en los que operen, por ejemplo, redes de frío, sistemas de subastas, sistemas de información de precios y mercados y centros de acondicionamiento y transformación básica de los productos, de tal forma que se genere mayor valor agregado directamente en las zonas productoras.
Un aporte básico a la mejor operación de los mercados de bienes agropecuarios es el establecimiento de sistemas de información comercial a nivel regional.
La información es vital para la toma de decisiones de los actores económicos y ella, en mercados tan tradicionales y estrechos, se convierte en una poderosa herramienta para abrirles oportunidades de comercialización a los productores agropecuarios.
Infortunadamente ni el Gobierno central ni los regionales han entendido mayormente la importancia de promover los sistemas de información sectoriales.
Tampoco han comprendido plenamente que el desarrollo de las tecnologías de la comunicación y la información (Tic), como el celular y la internet, potencian estos sistemas.
Sin embargo, frente a la necesidad de superar los problemas tradicionales de la comercialización agropecuaria, surgen soluciones más contemporáneas que, utilizando las Tic, ayudan a solucionar los problemas que viven los agricultores.
Este es el caso, por ejemplo, de la plataforma digital Comproagro (desarrollada por una joven boyacense) por medio de la cual se busca la comercialización directa de la producción agropecuaria. El Grupo Éxito se ha comprometido a apoyar, a través de una alianza, el desarrollo de este interesante emprendimiento.
Los jóvenes rurales más educados y que saben del poder de cambio de las Tic constituyen, entonces, una esperanza para que se genere la tan esperada transformación del sistema de comercialización agropecuaria en Colombia.