Tiempo de Adviento
Estos son los días de preparación para quitar los obstáculos al amor sincero y eficaz en una sociedad reconciliada. Para no dejarnos atrapar en el espectáculo comercial de diciembre. Para saber leer la extraordinaria iluminación de Medellín como puesta en gala para acoger el misterio de amor que llamamos Dios. Si lo hacemos así habrá Navidad. Porque la llegada de la misericordia y la alegría de Dios a cada persona y al país, es un regalo, una gracia. Pero es una gracia cara, que solo acontece si hay corazones preparados y un pueblo dispuesto.
El jueves pasado, en la universidad de Ibagué, la universidad hermana de EAFIT, ocurrió un hecho de preparación conmovedor. El salón de actos estaba lleno, pero nadie sabía por qué les había invitado el rector, Alfonso Reyes. De pronto, hicieron presencia Belisario Betancur, Yesid Alfonso Reyes, y Antonio Navarro; sin títulos de presidente, ministro de justicia y senador. Llegaban a un gesto de reconciliación, preparado en el silencio. Treinta años atrás resonaban las voces de Alfonso Reyes Echandía, presidente de la Corte, pidiendo al presidente que parara la acción militar para dialogar. Desde entonces al país se lo tragó la guerra.
La iniciativa la tomaron los hijos que llevan la memoria del padre inmolado. El presidente Belisario recibió con grandeza la invitación y llegó acompañado de su familia para hablar desde el alma. Había querido ese momento por años pero todo dependía de la decisión de los Reyes que él respetaba. Aceptó, como otras veces, su responsabilidad, y con dignidad y sentido de patria pidió perdón. Nos hizo sentir la altura moral del sabio que luchó por la paz y nos enseña a ser humanos, desde nuestros logros y también desde nuestras limitaciones, cuando las circunstancias nos desbordan.
Antonio Navarro reconoció el inmenso error del M19 al tomar por las armas el Palacio de Justicia. Finalmente Yesid Reyes habló, no como ministro sino como persona, que entregaba libremente su perdón y el de sus hermanos. Era la contribución de la familia a la reconciliación del país.
Finalmente, el Arzobispo de Ibagué, Flavio Calle, dio el sentido: el Misterio del Dios de la reconciliación que se manifestaba allí, en el perdón allana los caminos que nos distancian tras hechos reales que nos hundieron en el rechazo y el odio.
La Navidad de Colombia será posible cuando en Antioquia, otros como Belisario y el Arzobispo Calle y la Madre Laura, como los viejos de la Antioquia grande, allanen los caminos de la reconciliación.
¡Que el Dios del amor de la navidad llegue a todos los que lean esta columna!.