Todo nace, crece, se reproduce y muere
Por Hugo de Jesús Tamayo Gómez
Era de 24 páginas, luego de 16 y finalmente de 12. Apenas bajó a este número, dije: “este suplemento va a morir. Va a desaparecer”.
Solo tomé la costumbre de leer a mis 52 años de vida y uno de los documentos —aparte de libros— que me impactó para entretenerme, por allá en el 2009, fue Generación, el suplemento que acompañaba los domingos al periódico EL COLOMBIANO. Esta fue una de las lecturas que me cambiaron el modo de pensar y me ayudaron a descubrir mi sensibilidad.
Yo sé que a mis casi 65 años las neuronas de la memoria las he ido consumiendo, pero con Generación, si no las he recuperado, por lo menos he descubierto otra parte del cerebro donde alojo todo este aprendizaje sobre las artes. Generación ha sido determinante, a tal punto, que le leo hasta la publicidad.
Nunca pensé que esta nota sería una despedida para decirles que, sin Generación, no me interesa seguir la suscripción a EL COLOMBIANO que tengo para fines de semana.
Créanme que los entiendo, en la vida todo nace, crece, se reproduce y muere