Trabajo rural y mecanización
Frente a la dificultad creciente de contratar trabajadores rurales para adelantar las labores de recolección de la cosecha cafetera, la Federación Nacional de Cafeteros llevó a cabo una convocatoria para encontrar soluciones tecnológicas que ayuden a subsanar la falta de mano de obra.
La convocatoria buscaba, en particular, “identificar propuestas innovadoras que, mediante innovaciones creativas, científicas o tecnológicas, hagan más eficiente la recolección selectiva del grano en Colombia”.
Según la Federación, la convocatoria tuvo gran acogida a nivel nacional e internacional. De Colombia se presentaron 40 propuestas. El resto provino de diferentes naciones del mundo, entre las que se destacan Estados Unidos, Brasil e Israel.
Dentro de las soluciones propuestas se encuentran diversos tipos de enfoques que van desde las herramientas hasta los robots, pasando por enfoques muy contemporáneos como los relacionados con datos y el internet de las cosas.
La Federación hace bien en buscar solución a los problemas que enfrenta el desarrollo de la caficultura y, sin duda, la falta de mano de obra para las tareas de recolección es una prioridad.
Sin embargo, esta situación va más allá del café y debe llevar a las autoridades sectoriales y al sector privado a ahondar en el análisis de las causas y las consecuencias que para el desarrollo de la agricultura colombiana tiene la tendencia a la reducción de la mano de obra rural y el envejecimiento progresivo de los productores agropecuarios.
De tiempo atrás se ha considerado que, además de su riqueza natural, el país cuenta, entre sus ventajas comparativas para el desarrollo de las actividades agropecuarias, con la disponibilidad de mano de obra relativamente abundante en las zonas rurales. Este hecho se ha visto reforzado por la presencia, en diversas actividades productivas, de los pequeños productores.
Si las tendencias anotadas se mantienen o se profundizan, el mapa futuro del desarrollo de la agricultura muy seguramente cambiará radicalmente, pues las actividades intensivas en mano de obra estarán bajo creciente presión, lo mismo que aquellas con alta presencia de pequeños agricultores.
Las soluciones tecnológicas, como la que plantea la Federación de Cafeteros con su convocatoria, ayudarán a sobrellevar las cosas por un tiempo. Igual situación podrán enfrentar otras actividades agropecuarias en la zona andina.
Sin embargo, si los jóvenes rurales siguen desplazándose hacia las ciudades y no se presenta una migración importante hacia las regiones agrícolas dentro de la frontera por parte de los trabajadores ubicados en las zonas de la frontera agropecuaria, la presión por la falta de mano de obra aumentará sobre las actividades intensivas en su uso.
Así, la intensificación de la mecanización de las tierras planas (especialmente en la Costa Caribe y en la altillanura) se abrirá paso aceleradamente, al tiempo que el uso del suelo agropecuario en ladera tenderá a reducirse y la pequeña propiedad agropecuaria probablemente irá desapareciendo progresivamente.
Infortunadamente, la reducción paulatina del uso de la mano de obra en actividades agropecuarias (especialmente en ladera) afectará, a su vez, la diversidad de la oferta agrícola nacional (incluido el café) que constituye una de las características distintivas de nuestro desarrollo agropecuario.