Turbulencia en las izquierdas -1-
El péndulo de la balanza siempre va de un lado a otro y no existen regímenes eternos. La muerte de Fidel Castro y el triunfo de Donald Trump en EE .UU. son ejemplos.
Otra muestra de cambio es la grandísima influencia mundial de las comunicaciones interpersonales a través de computadores y celulares, bastante ajenas a los grandes medios de comunicación.
Empiezo por la muerte de F. Castro. Más de 50 años en el poder, con poderes dictatoriales hizo fusilar a miles de opositores, siempre ha habido falta de libertad y la represión violenta en todos los campos fue la norma de su gobierno.
La economía subsistió por las ayudas, primero de Rusia y después de Venezuela, pero con múltiples carencias para el ciudadano común; los productos lácteos y la carne siempre fueron exiguos, al igual que los productos de aseo personal y la ropa.
Estudios sí, pero sin campos de acción (un ingeniero nuclear trabaja como cocinero), y la salud de lujo es para los altos funcionarios y diplomáticos. El éxodo de cubanos es altísimo, huyen exponiendo sus vidas y dejando todo. Además de lo anterior, exportó su violenta revolución a varios países.
El cambio presidencial en EE. UU. con la elección de D. Trump se debió, básicamente, al rechazo a las políticas de los gobiernos demócratas y al de Obama en particular. Regímenes muy criticados por el manejo de la economía, ya que en los últimos 15 años se perdieron 5 millones de empleos, los programas de salud, que eran ejemplares hoy tienen fuertes críticas y porque actualmente es el país con mayor deuda externa: 5.7 billones de dólares. Además, por las amplias simpatías demócratas frente a los gobiernos castro-chavistas, países que cuentan con gran número de exiliados dentro de EE. UU. Y como dijo el líder de la perestroika rusa, M. Gorbachov: “La victoria de Trump ha dado una lección al mundo: la creciente influencia de los pueblos sobre la política”.
El triunfo del candidato republicano generó gran agitación en las izquierdas. Olvidaron que el vaivén siempre va de un lado a otro.
Y, gústenos o no, en Latinoamérica los gobiernos populistas y socialistas van en declive, carecen de prestigio y quieren manipular eternamente sus mandatos.
En Argentina los Kirchner perdieron el poder y en Brasil destituyeron a Dilma Rousseff.
Aunque algunos regímenes se sostengan en el poder mediante la represión, como Maduro en Venezuela y Daniel Ortega y su esposa en Nicaragua, con un régimen totalitario y dinástico. Y aquí, en las próximas elecciones ¿Qué pasará?.