Columnistas

Un segundo sin punto aparte

04 de febrero de 2017

Por Paulina Tejada Tirado
Universidad Pontificia Bolivariana
Facultad de Com. Social, 9° semestre.
pauli.tejada@hotmail.com

¡Bienvenidos a la era del Antropoceno! Con ustedes, y por primera vez en la historia del planeta, les presento una especie capaz de originar una nueva época geológica a partir de su tremenda huella de carbono, un organismo cuyas producciones y actividades son tan narcisistas y dañinas que se cree el supremo dueño y máximo propietario de la Tierra, como si tuviera el poder de destruirla y la supuesta e inocente responsabilidad de “salvarla”. ¡Ingenuidad pura, compatriotas terrícolas! Si los 4.600 millones de años de existencia del mundo se tradujeran a un día, los seres humanos llevaríamos viviendo aquí apenas un segundo. Y, sin embargo, en lo que dura un chasqueo en el tiempo del universo, hemos confeccionado una pérdida de biodiversidad que crece a pasos agigantados, modificado las costas a tal punto que registran más partículas de plástico que de arena, deforestado nuestro gran pulmón, el Amazonas, en un área equivalente a dos veces la superficie de Alemania y fabricado un ritmo de vida tan saturado y poco sostenible que las ciudades compiten diariamente por tener los mismos niveles de contaminación que Pekín, 452 microgramos por metro cúbico, cuando la escala máxima, según la OMS, es de 25 (y sí, Medellín va también por esos pasos). Solo desde 1950, la población en las urbes se ha multiplicado por siete, la cantidad de fertilizantes y químicos tóxicos es ocho veces mayor, el uso de energía no renovable se ha quintuplicado y la pérdida de especies animales se ha vuelto cien veces más rápida. Humanos, “nobles fundadores” de la era del Antropoceno, pensemos sin tanta prepotencia: si estamos destruyendo algo, es a nosotros mismos al vivir como si tuviéramos otro planeta para migrar cuando este no nos sirva. Si reciclamos, lo hacemos por compasión con la –supuestamente- pobre y lastimada madre naturaleza. ¡No nos amañemos en este orgulloso error! Ella no nos pertenece. Por el contrario, quien depende completamente de un entorno con condiciones habitables es nuestra insensata especie, que no hace más que estropearlas. El planeta es adaptable, adquiere nuevas formas y ha superado peores plagas que la humana. Al fin y al cabo, lleva 23 horas y 59 minutos evolucionando mejor sin nosotros. Y no, aquí no hay punto aparte porque así nos estamos quedando todos: sin tiempo para respirar.

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