¿Una bicicleta al Metro?
Por Camila Taborda
Universidad Pontificia Bolivariana
Facultad de Com. Social. 8° semestre
Camila_taborda20@hotmail.com
Hace dos horas llegué a mi casa y la escena es empalagosa, pero lo primero que hice fue meterme bajo la ducha a llorar. Fijo aquí: hoy es jueves 21 de abril y de la Estación Industriales a la Estación Envigado un hombre me insultó dando la espalda.
Hace poco soy ciclista urbana, viajo una larga distancia en la mañana y a las ocho de la noche me devuelvo en Metro. Aunque a este tipo no le pareció bien, según él, si puede haber bicicletas en un vagón pronto se van a poder montar gallinas y marranos, también motos o mejor aún caballos ¡Ah! y ollas con sancocho porque dizque así está la Cultura Metro.
Ninguno dijimos algo; es la verdad, yo ni me defendí. Porque una sabe que hay discusiones que no tienen sentido y él no iba hacer otra cosa que subirse más, refiriéndose a mí despectivamente como muchachita y preguntándose en voz alta ¿qué tipo de persona era yo para montar una bicicleta al Metro?
Mientras a mí, conteniendo y a punto de explotar a la vez, me iba a tomar tiempo encontrar la palabra justa, en ese tiempo me iba a encoger, iba a terminar humillada ante la grosería y todo hubiera sido peor de lo que fue.
Vale decir que salí de la plataforma del Metro chillando, sin que él viera ¡claro! pero llorando al fin y al cabo, que es lo mismo; a pesar de que, contrario a lo que él alegaba, en Francia y Alemania los metros viajan con bicicletas, que Medellín no ha sido tan innovadora en eso y que el puesto que él estaba ocupando era el que a mí con bici, me correspondía.
De Industriales a Envigado hay casi diez minutos y en diez minutos se pueden decir muchas palabras. Por lo menos pude llegar a bañarme profundamente y que se me bajara la rabia, ¿se imagina que hubieran reducido el consumo de agua? . n
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