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UNA NUEVA ESPERANZA

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05 de febrero de 2017

No todas son malas noticias en el mundo. Esta semana, hay una buena nueva que trae esperanza a millones de enfermos: un antiguo sueño de la medicina está a punto de ser alcanzado. La Sociedad Estadounidense de Oncología Clínica ha reconocido que la inmunoterapia —un tratamiento experimental— es el mayor avance clínico de los últimos años en la lucha contra el cáncer.

“Ningún avance reciente ha sido más transformador que el advenimiento de la inmunoterapia, en especial durante el año pasado”, dijo el médico Julie M. Vose, presidente de la sociedad. “Estas nuevas terapias no sólo están transformando la vida de los pacientes. También están abriendo vías muy prometedoras para nuevas investigaciones”.

La inmunoterapia, también llamada terapia biológica, es un tratamiento diseñado para impulsar las defensas naturales del cuerpo a combatir la enfermedad. En lugar de atacar directamente al cáncer, como lo hacen la quimioterapia o la radioterapia, trata de provocar que el sistema inmune del propio paciente ataque el mal.

Según el último boletín de la Sociedad de Oncología, los científicos pensaron en manipular el sistema inmunológico del cuerpo para atacar el cáncer desde hace más de un siglo. Lograr eso, sin embargo, significaba enfrentar muchos desafíos y problemas. Antes, los médicos tuvieron que alcanzar una comprensión más profunda de la biología del cáncer y del sistema inmunológico.

Hoy se están explorando dos estrategias principales. La primera consiste en desencadenar la respuesta inmune natural del cuerpo al cáncer. La segunda, ayudar al sistema inmunológico a encontrar y destruir las células cancerosas.

Hay tres avances destacados en esta clase de estrategias. El primero es el de los anticuerpos, que reconocen a las células que conforman la raíz del cáncer y evitan que se regenere. El segundo es el de las vacunas, que ayudan a disminuir el tamaño de los tumores y a prolongar la vida de los pacientes en etapas avanzadas de la enfermedad. Estas inhiben puntos de control del sistema inmune, que son mecanismos que impiden que la respuesta del cuerpo sea demasiado intensa y liberan los frenos para que el sistema inmune ataque a los tumores. La tercera es la de las nanopartículas, que se inyectan para estimular una respuesta del sistema inmunológico similar a la que provocan los virus, e intensifican el ataque contra los tumores malignos.

Desde fines de 2016, The New York Times ha publicado varias historias de pacientes con tumores que se desvanecen. También, de enfermos terminales cuyos síntomas desaparecen durante años. Una de las más impresionantes ha sido la del expresidente Jimmy Carter, quien logró sobreponerse a un melanoma que se había extendido a su hígado y a su cerebro. Carter logró curarse usando uno de los nuevos medicamentos “inhibidores de puntos de control” del sistema inmune, en combinación con cirugía y radioterapia. Ahora, es conocido como “la medicina de Jimmy Carter”.

La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos ya aprobó algunos de estos medicamentos para el tratamiento del melanoma avanzado, del linfoma de Hodgkin y del cáncer de pulmón, riñón y vejiga. En Colombia, el Invima también aprobó algunas de estas nuevas medicinas, lo mismo que una vacuna desarrollada por médicos cubanos basada en un cultivo de proteínas producidas por las células humanas.

Pero todavía falta entender cómo dominar y controlar esta poderosa herramienta. Los investigadores dicen que aún no es claro por qué no funciona para todos los tipos de cáncer y por qué actúa diferente en cada organismo. También, controlar sus efectos secundarios: a veces los pacientes quedan atrapados en la lucha interna de su propio organismo y se desencadenan episodios de lupus, urticaria, artritis o inflamaciones del colon.

El cáncer todavía no ha sido derrotado por completo, pero en la lucha contra él se han ganado muchas batallas. Esta es una de las más definitivas.