Una ruta alterna al Canal de Panamá
Otra vez apareció el fenómeno de El Niño en la cuenca hidrológica del Canal de Panamá, para generar una sequía sin precedentes en la historia, que impactó negativamente el nivel de los lagos Gatún y Alajuela, que abastecen además las esclusas del canal; situación que obligó a restringir la carga de los buques que transitan por esa vía marítima; es decir, no pudieron aprovechar toda su capacidad de contenedores y carga y esa medida afecta los ingresos financieros del canal por causa de la reducción en los peajes.
Y es que cada que se acentúa el fenómeno, se convierte en una amenaza para esa vía acuática que se ve reflejada en menor profundidad del lago Gatún y en la ruta de los barcos, lo que hace pensar en un futuro de difícil pronóstico.
Y es que para atravesar el canal es necesario subir y bajar cada barco al nivel del lago, 27 metros por encima de los océanos y esa operación consume 50 millones de galones de agua (el volumen equivalente de 60 piscinas olímpicas), volumen que es arrojado a los océanos y que limita el número de buques que pueden pasar, así las tinas reciclaje de las nuevas esclusas estén ahorrando un 60 % del líquido de durante el esclusaje.
Más importante que las esclusas construidas, son las lluvias en la cuenca; la materia prima que alimenta el lago y que sirve además para generar energía y atender la creciente demanda de agua potable de Panamá y Colón y cuando ocurren esos “actos incontrolables de la naturaleza”, se pone en evidencia una “capacidad ociosa” de la megaobra del canal que nos hace pensar en opciones complementarias, en proyectos que no estén sujetos a esa contingencia.
Significa entonces que la operación del canal dependerá siempre de la hidrología, esto es, de la precipitación sobre las hoyas hidrográficas de Gatún y Alajuela; lagos artificiales cuya vida útil y capacidad no es indefinida ni ilimitada porque están condicionados a la pluviosidad y que es en esencia, la fuerza hidráulica que sube y baja los barcos a voluntad.
O sea que ante una amenaza cierta y frente a una alta demanda de tránsito interoceánico es imperativo construir rutas alternas al canal que no dependan del recurso hídrico que es cada vez más escaso y la opción más recomendable sería trasbordar mercancías mediante un puente férreo conectado a dos puertos de aguas profundas en los extremos, en la mejor esquina de América, en el Tapón del Darién, el denominado PTI cuya operación no estaría sujeta a tal fenómeno.