Columnistas

¿vendrán reformas estructurales?

01 de marzo de 2018

Por FELIPE VÉLEZ ROA
felipevelezroa@gmail.com

Para que podamos evolucionar como sociedad, debemos tener un Estado que garantice una mejor calidad de vida y hay algunos factores fundamentales que estamos en mora de transformar. El solo hecho de que la justicia y el Congreso no se dejen reformar, y es claro que ambos se benefician del actual estado de las cosas, demuestra que para poder solucionar este problema estructural necesitamos modificar nuestra Constitución. Precisamos modernizar nuestras instituciones para que estas nos permitan exigirles resultados a nuestros gobernantes y que esta dinámica cambie de una vez por todas.

Desde la colonia, las élites que reemplazaron el poder español siguieron gobernando de la misma manera que lo habían venido haciendo los españoles, solo cambiaron los propietarios de los beneficios que otorgaba el Estado y en realidad nada o muy poco ha cambiado desde ese entonces; el esquema de terratenientes y latifundistas tiene todavía marcados reflejos en nuestra sociedad mientras que en otros países, con mejores resultados sociales, hay instituciones que han evolucionado y que garantizan el desarrollo del Estado. Promover el bien común de la población y no de unos pocos, obstaculiza sin duda que exista corrupción.

Para mí uno de los cambios imprescindibles que requiere nuestro país, es que haya una rendición de cuentas de los gobernantes a los ciudadanos. Podríamos implementar, por ejemplo, el empadronamiento –un registro administrativo donde constan los habitantes de un municipio– que facilitaría las funciones estadísticas del gobierno y permitiría cambiar nuestro sistema electoral por uno de representación real. Tal es el caso de los distritos electorales donde cada ciudadano sabe cuál es su distrito y cuáles son sus representantes en el Congreso o en el concejo municipal. ¿Sabe usted cuáles son los representantes a la Cámara por el departamento? ¿Su región tiene algún representante en el Congreso? Con este pequeño cambio, obtendríamos grandes resultados, las personas sabrían a quién acudir para mejorar las condiciones de su entorno y podrían confirmarlo o decidir cambiarlo el día de las elecciones en el caso de que no cumpla con lo prometido o incluso con las expectativas que tenían los electores de su gestión. Sería en la práctica pasar del clientelismo a los acuerdos programáticos.

Después de la reforma a la justicia y al sistema electoral, otro tema fundamental es la reforma al ordenamiento territorial. Con la Constitución del 91 los departamentos perdieron gran parte de sus ingresos y por ende su influencia en materias donde ahora es importantísimo que estos ejerzan una armonización en las regiones, con los municipios y que como es el caso de las áreas metropolitanas, estos sean autoridad territorial en materia de planeación, de transporte y de infraestructura para que se generen sinergias con los recursos de los municipios y no se hagan múltiples esfuerzos sin coordinación entre ellos y en diferentes direcciones.

Nota: Soy optimista sobre lo que nos espera en las próximas elecciones, debemos elegir concienzudamente y, sobre todo, premiar la coherencia. Que los discursos y la propaganda estén alineados con los hechos permite tener confianza de que al momento de gobernar se va a cumplir lo que se promete.